Membrilla y el barrio de “Corea” celebran este miércoles la festividad de San José de Calasanz con la mirada puesta en la ermita del santo, ubicada en la plaza del mismo nombre, frente al colegio que inició la “presencia” en nuestra localidad del sacerdote y pedagogo, patrón de las escuelas católicas.
Más allá de su vinculación con la comunidad educativa, San José de Calasanz da nombre oficioso a todo un barrio y ha sido el protagonista en los últimos años de un resurgimiento de actividad vinculado a estas fechas, en torno a su festividad. Unas fiestas que se retomaron tímidamente, con incertidumbre, en el año 2018 pero que supusieron todo un éxito de convocatoria, magnificado un año después con una concentración multitudinaria de vecinos de Membrilla que “subieron” a acompañar a los del barrio.
Germán Bellón, presidente de la Asociación de Vecinos, nos recordaba aquél 2018 el periplo de esta fiesta, desde aquel día lejano en el que un grupo de vecinos con José Fiérrez al frente se reunía alrededor de una serrana y valoraba la posibilidad de fortalecer la unión entre ellos y celebrar unas fiestas como se merecían todos sus vecinos. Con la colaboración de una banda de música de Manzanares, los vecinos realizan un primer pasacalles por los alrededores del colegio y de una plaza que carecía de ermita y santo; sólo contaba con el colegio San José de Calasanz.
La ermita vería la luz en 1993 gracias a la colaboración de vecinos y profesionales locales. El santo llegaría ese año, también fruto de las donaciones populares, para presidir las primeras fiestas en su honor, con una procesión por sus calles y un programa de actos oficial. Pero la disolución de la Asociación en el 2001 acabaría también con la fiesta… El silencio no fue total: durante años fue posible disfrutar junto a la ermita de un concierto de barrio a cargo de una de las bandas de música de la localidad pasados los Desposorios, costumbre que también se abandonó hace años.
Diecisiete años después, una nueva Junta Directiva, joven y con ganas de hacer cosas, retomó la asociación y la fiesta de San José de Calasanz. Las dos últimas ediciones, 2018 y 2019, habían supuesto un verdadero renacer de esta celebración popular en torno a la ermita del santo, con numerosas actividades lúdicas y deportivas, verbenas y actos religiosos que incluían una misa y procesión de la imagen del santo por las calles de la localidad.
La llegada del Covid en el 2020 silenció el barrio de San José bajo las restricciones propias de la pandemia. Este año, con el Covid todavía presente, el silencio también será el protagonista del barrio. Sin embargo, la mejora de la situación sanitaria permitirá honrar al santo de alguna manera, bajo mínimos, al igual que han hecho otras hermandades de la localidad: habrá celebración religiosa en el templo y quizá algunas pinceladas de actos lúdicos de los que no implican aglomeraciones ni riesgos de trasmisión. Las verbenas y casetas quedan vetadas, por coherencia.
La pandemia obliga a esperar hasta el último momento para la toma de las decisiones más adecuadas. Habrá menos ruido por el barrio de Corea, pero San José de Calasanz, de algún modo, pequeña y sencilla, también tendrá su fiesta. Y nos lo contarán en los próximos días.
Feliz día de San José de Calasanz a los vecinos del barrio.