María Jesús Menchén Villalta vuelve a abrir su canal de Youtube para regalarnos su Mermelada de membrillo, propuesta alternativa y saludable para una de las recetas más populares del otoño en Membrilla: la carne de membrillo.
Las principales características de la mermelada, que la diferencian del dulce de membrillo tradicional: la cantidad de azúcar que contiene es baja, su textura es más suave y apta para untar y además puede conservarse fácilmente al vacío durante meses en tarros de cristal.
La propuesta de María Jesús llega adaptada a las nuevas tecnologías, en formato tradicional y también para Thermomix. El planteamiento y principal objetivo sigue siendo el mismo que en anteriores entregas: no se trata sólo de un vídeo divulgativo, sino de una invitación real para meterse entre fogones y elaborar el plato, contribuyendo al mantenimiento de “las recetas de siempre” en los hogares de Membrilla, esta vez en una versión diferente.
El membrillo: un habitual del otoño manchego
Desde que griegos o romanos plantaron en la península los primeros membrilleros, el membrillo ha sido uno de los frutos más característicos del otoño manchego hasta nuestros días. A lo largo de estos siglos, sin embargo, no se han producido grandes cambios en su uso, manteniéndose en esencia las costumbres griegas y sobre todo romanas del membrillo en la cocina: El fruto, de sabor áspero y astringente, no se comía crudo. Pero era habitual consumirlo cocido con miel, formando una pasta dulce. El dulce se convertiría siglos después en uno de los platos habituales de la cocina árabe y sefardí. Cuesta poco imaginar la rica huerta de la Vega del Azuer repleta de membrilleros, cuidados por familias moriscas y cristianas…
Esa pasta de miel y membrillo ha llegado hasta nuestros días con pocas variaciones, salvo la sustitución de la miel por el azúcar tras la expansión de su uso en las cocinas españolas en la Edad Media.
En época más reciente, con menos posibilidades económicas y menos acceso a otros productos desde el medio rural, el dulce de membrillo se convertía en el postre más apreciado del otoño de Membrilla, de elaboración tradicional y familiar, guardado en despensas entre las muchas joyas gastronómicas locales con las que afrontar los meses de frío.