Más de una veintena de costureras voluntarias de Membrilla siguen aportando a mediados de mayo su granito de arena para mejorar las condiciones de trabajo de los sanitarios y otros colectivos de riesgo de nuestra provincia. Las actuales cifras de la pandemia nos hacen atisbar un hilo de esperanza, pero la realidad se impone sobre cualquier relajación o irresponsabilidad. Es cierto que la administración está distribuyendo más material que en el inicio de la crisis, y que ha disminuido la demanda de estos productos, pero también es cierto que los sanitarios y trabajadores de centros públicos o residencias de ancianos siguen pidiendo estas prendas tejidas por la solidaridad de muchos hogares bien porque el material que les llega es insuficiente o bien porque en muchos casos su calidad deja mucho que desear, exponiendo al usuario a un mayor riesgo de contagio frente al virus. Es habitual que estos usuarios utilicen los elementos cosidos en casa, que son de un solo uso, para duplicar la vida de los equipos de protección oficiales, que suelen distribuirse con cuentagotas y tienen que reutilizarse.
Más de 1000 batas cosidas en Membrilla; más de 500 patucos, gorros y manguitos; unas 1500 mascarillas y otros elementos de protección, como 800 pantallas, o más de 2000 nuevas mascarillas que saldrán de una aportación de tejido llegada desde Afammer nacional. Todo ello distribuido gracias a la colaboración de la Guardia Civil.
Material que está siendo solicitado desde el Hospital Altagracia de Manzanares, conductores de ambulancias y las residencias de ancianos de esta localidad vecina, además del servicio de Urgencias del Hospital de Alcázar de San Juan, o residencias de ancianos de Alcázar, como la Santa Marta. También desde el Hospital de Tomelloso.
Las prendas de protección se financian a través de numerosas donaciones de particulares de Membrilla, que han superado ya los 1000 euros, además de las aportaciones realizadas por Afammer Membrilla, la Asociación de Amas de Casa y la Hermandad de San Antón.
