"El hermoso signo del pesebre, tan estimado por el pueblo cristiano, causa siempre asombro y admiración…” Con estas palabras iniciaba el papa Francisco el tiempo de Adviento, regalándonos en su Carta Apostólica “Admirabile signum” una bella reflexión en torno al sentido y el valor de la tradición del Belén navideño, convertida además en una certera reivindicación: “quisiera alentar la hermosa tradición de nuestras familias que en los días previos a la Navidad preparan el belén, como también la costumbre de ponerlo en los lugares de trabajo, en las escuelas, en los hospitales, en las cárceles, en las plazas…”
Membrilla, como ente municipal, contribuía a esta tradición de manera sencilla, instalando un Nacimiento en la Plaza del Azafranal, muy cuidado, reducido a la Sagrada Familia pero revestido de singular belleza y detalle. (Nos referimos al nivel más “institucional”, pues existen numerosos belenes particulares y Nacimientos vinculados a la Parroquia). Sin embargo, este año, como prediciendo las palabras del Santo Padre, Membrilla se ha embarcado en la instalación, por primera vez en su historia, de un Belén Municipal.
Un Belén Municipal que ha sido acogido generosamente por la Parroquia en su Sala Capitular y que puede verse hasta el 5 de enero en horario que recordaremos abajo.
La iniciativa surgió a principios de año, con un grupo de aficionados locales congregados en torno a un Taller de Belenismo impartido desde la Universidad Popular. Un taller particular, pues los propios alumnos autogestionaban el aprendizaje, siguiendo los pasos de los más doctos en el tema y ampliando la formación en talleres prácticos de diferentes técnicas de manualidades aplicadas al belenismo impartidos en Alcalá de Henares. De esas clases magistrales surgieron los especialistas en piedra, en paisajismo, en iluminación… trayendo hasta Membrilla pinceladas del mejor belenismo complutense.
En resumen: Muchas horas de trabajo sumadas desde el mes de marzo, con seis personas al cargo de construir desde la nada el Belén Municipal: Rosa Márquez, Antonio Moreno, Pauli Taviro, Pedro Ramírez, Lola Jiménez y Román Bellón, asistidos por familiares que se han visto embarcados en el generoso proyecto.
En la base, la implicación municipal; el ayuntamiento ha financiado la compra de las figuras; una buena elección de tallas de barro lienzado, de 21 cm, con raíces murcianas y paso por tierras cordobesas. (Aunque han tenido que sumarse algunas figuritas particulares de los propios belenstas).
Los inicios son los más complicados, a veces, por lo laborioso del proyecto, y nuestros belenistas particulares han concentrado su trabajo en las escenas principales, conscientes de que en años sucesivos, también con el compromiso municipal, el Belén podrá ampliarse con nuevos elementos y escenas nacidas de los evangelios y la tradición, como los Desposorios, tan simbólicos para nuestra población.
Es un lujo contemplar el resultado de este primer año de trabajo. Decía el Papa en su Carta que “la contemplación de la escena de la Navidad, nos invita a ponernos espiritualmente en camino, atraídos por la humildad de Aquel que se ha hecho hombre para encontrar a cada hombre.” Y como los pastores, caminamos espiritualmente por el Belén de Membrilla. El pueblo es sencillo y cercano, salpicado por miles de detalles que piden tiempo y tranquilidad para descubrirse en las calles, en las plazas, en los tipos, en los tejados mismos…
No puede faltar la escena primera de la Anunciación, la llegada a la Posada de José y María, la Anunciación a los Pastores, la visita aún lejana de los Magos de Oriente… Espacios como el río o el castillo de Herodes… Personajes como vendedores, pastores y lavanderas… Todo salpicado con elementos netamente manchegos en un camino que converge en el pesebre, con la Sagrada Familia presidiendo el espacio.
El Belén Municipal ha nacido bajo la estrella de la “Admirabile Signum”. Buen auspicio y buen comienzo para esta iniciativa que seguro seguirá creciendo en años próximos. Un buen lugar para “revivir la historia que ocurrió en Belén”, una extraordinaria catequesis visual. Porque, siguiendo con Francisco, “no es importante cómo se prepara el pesebre, puede ser siempre igual o modificarse cada año; lo que cuenta es que este hable a nuestra vida.”