Las Cortes de Castilla-La Mancha ya han recibido el informe que la Consejería de Sanidad elaboró para explicar las actuaciones llevadas a cabo a raíz del brote de legionelosis detectado en Manzanares el pasado mes de diciembre del 2015. La Mesa de las Cortes ya ha calificado el documento, que se debatirá en Comisión dentro de las próximas semanas. En él, según confirmó el propio consejero de Sanidad, Jesús Fernández Sanz, participaron no sólo los profesionales de la Junta de Comunidades, sino también de la Fundación Carlos III, Universidad de Valencia y otras comunidades como Extremadura, Andalucía o Castilla y León.
En las conclusiones de este informe, se precisa que la rápida intervención de la Dirección General de Salud Pública de Castilla-La Mancha "junto con la activación inmediata de los servicios asistenciales del área permitieron minimizar los efectos de la enfermedad e interrumpir la transmisión de la legionela en el menor tiempo posible".
Resalta el informe la colaboración entre las distintas administraciones, poniendo en valor "el apoyo de profesionales e instituciones de otras comunidades autónomas, así como del Centro Coordinador de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES), Centro Nacional de epidemiología (CNE) y Centro Nacional de Microbiología (CNM).
De acuerdo con la curva epidémica, el máximo periodo de exposición pudo ocurrir entre los días 1 y 14 de diciembre, aunque desde la mitad del mes de noviembre se venía registrando "un goteo intermitente de casos".
La tasa de letalidad de este brote "es una de las más bajas de las registradas en brotes comunitarios" de este tipo, si bien entiende el estudio que el envejecimiento poblacional y la prevalencia de factores de riesgo "pudieron contribuir a la transformación de riesgo en enfermedad, lo que podría explicar en parte la elevada tasa de ataque".
Destaca el informe que aunque toda la población estuvo sometida al mismo riesgo "no se registró ningún caso en menores de 15 años" y tan solo dos en menores de 25.
También se apunta a que la ausencia de estación meteorológica en el pueblo ha impedido investigar con rigor las causas medioambientales, aunque los informes de la Agencia Estatal "refieren que durante noviembre y diciembre se registraron en la provincia temperaturas más elevadas de lo habitual", citando al fenómeno de inversión térmica como "una causa del mantenimiento en el ambiente e los aerosoles infectados por legionela".
Los casos se concentraron en el norte del municipio, zona donde estaban ubicadas la mayoría de instalaciones de riesgo, y se identificaron 12 cepas diferentes en muestras respiratorias.
Además, continúa el informe explicando que la investigación de muestras ambientales "tuvo muchas dificultades y un rendimiento escaso", y en la mayoría de instalaciones de riesgo se detectó presencia de legionela, "aunque solo se pudo secuenciar en dos de ellas".
Así, en una de las torres de refrigeración examinadas, se identificó la cepa ST 899, pero "parece que no funcionó durante el periodo de exposición". "Saber con certeza si funcionó o no podría ser un elemento de suma importancia en la investigación".
El informe presentado este lunes en sede parlamentaria recoge que los modelos epidemiológicos que mejor explicarían la mayoría de los casos del brote, aunque no todos, son los correspondientes a la Fuente de la Estación de Autobuses.
"Tanto en el depósito como en los chorros de la Fuente de la Estación de Autobuses se detectó presencia de legionela en concentraciones no despreciables, aunque no se pudo secuenciar ninguna cepa. Los servicios técnicos contratados por el Ayuntamiento de Manzanares pudieron aislar una cepa que no tiene vinculación con el brote, al menos con los casos confirmados", detallan los expertos.