Organizado por la Asociación de Amas de Casa de la localidad, al evento se sumaron doce pueblos de la provincia de Ciudad Real: Argamasilla de Alba, Aldea del Rey, Ciudad Real, Consolación, Moral de Calatrava, Miguelturra, Pozo de la Serna, Tomelloso, Valdepeñas, Villarrubia de los Ojos, San Carlos del Valle y Manzanares. También participaron cuarenta encajeras de Membrilla, entre las que se encontraban algunos niños y niñas de corta edad, en una demostración impecable de pericia que augura un futuro para este arte tan complicado en apariencia. En la muestra participaron algunos proveedores de encajes y materiales, completando el amplio abanico de posibilidades que ofrece esta artesanía.
La asociación organizadora entregó a los participantes unos regalos y tentempiés para hacer más llevadera la labor, entre los que no podían faltar dulces típicos de las bodas tradicionales de Membrilla como la Media Luna.
Joyas de encaje
Arropados con el característico sonido de los bolillos de madera al ser manipulados por las hábiles manos de las encajeras, los visitantes pudieron admirar sobre las almohadillas múltiples y variadas labores de hilo, desde las clásicas puntillas, mantillas y abanicos hasta las nuevas tendencias en este arte: los complementos de bisutería.
Si ya el encaje de bolillos es una joya en sí mismo, durante el encuentro de Membrilla descubrimos cómo el mundo del encaje se reinventa para convertirse literalmente en joya: superando los conceptos de ajuar y vestido y descubriendo una nueva posibilidad de “orfebrería en hilo” como ornamento. En el Pabellón del Espino, las encajeras confeccionaron pulseras de hilo y lucieron las “joyas de encaje” elaboradas por Ana Belén Hervás.
Esta encajera de Bolaños de Calatrava no se esperaba el éxito que iba a tener cuando, motivada por hacer cosas nuevas en este mundo en el que parecía que todo estaba inventado desde muchos siglos atrás, se puso a experimentar con el encaje de bolillos. Colgantes, pulseras, anillos, gemelos, pendientes y otros complementos de bisutería elaborados con hilo, metales y piedras de cristal completan su colección particular de “joyas”, muy demandadas y solicitadas en esta nueva visión tan actual del encaje.
El mundillo de Pepi
Tampoco faltó a este encuentro otra habitual “joya”: El mundillo de Pepi, encajera de Ciudad Real. Este mundillo, de principios de siglo pasado, es un instrumento de madera utilizado para hacer encaje de bolillos, muy diferente a las tradicionales almohadillas, más cómodo al contar con una almohadilla cilíndrica que gira, (sobre la que se ponía el picado sujeto con alfileres) , pero menos práctico para las labores de gran tamaño. Los mundillos también tenían un cajón en el que la encajera guardaba los hilos, los alfileres, los picados e incluso los bolillos.
No me gusta el critiqueo
Al término del encuentro, los participantes y el público pudieron asistir a la representación del sainete “No me gusta el critiqueo”, de Amalia Aparicio, puesto en escena por el grupo de teatro Manantial perteneciente a la propia Asociación de Amas de Casa.
La obra se desarrolla en un patio o corrala de un barrio castizo de madrileño del siglo pasado, donde las comadres se reunían para hacer sus labores de bolillos, bastidor y costura. Mientras desarrollaban estas labores aprovechaban para criticar o repasar lo acontecido en el barrio.
Obra con pinceladas de picaresca ya que un chulapo castizo bebía los vientos por una moza del grupo, mientras el severo padre estaba siempre vigilante, pues le molestaba el coqueteo y el critiqueo que las comadres se traían entre manos.