Membrilla se echó a la calle para acompañar un año más a la Hermandad de San Antón en las celebraciones propias de la fiesta del Santo Viejo que tuvieron sus momentos más tradicionales en la hoguera del sábado y la procesión del domingo.
Tras el triduo celebrado en la parroquia de Santiago el Mayor, la Hermandad preparó el sábado la popular hoguera del santo en las inmediaciones de los Paseos del Espino.
Los vecinos de Membrilla se congregaron en torno a la gran lumbre donde fueron agasajados por los miembros de la hermandad en una noche marcada por las buenas temperaturas después de la densa niebla que protagonizó la hoguera del año pasado.
La Junta Directiva también preparó el domingo un desayuno a base de migas manchegas para los hermanos, 360 en la actualidad, en la casa del presidente.
El domingo tuvo lugar la eucaristía, celebrada por Raúl López del Toro y dedicada a la vida consagrada a la que pertenecía San Antón, primer eremita de la iglesia. En su homilía defendió la pervivencia de las tradiciones propias de la fiesta pero llamó a ir más allá destacando el valor real de la vida consagrada en la sociedad actual y haciendo un llamamiento a la solidaridad tras los terribles sucesos de Haití.
Tras la misa tuvo lugar la popular procesión del Santo precedida por numerosos vecinos que acompañaron al patrón de los animales en un variado encuentro de razas y géneros que llevaban del pequeño canario al gran mastín pasando por peces, tortugas, ardillas, conejos, gatos, perros y otros pequeños representantes del reino animal.
La nota musical, a cargo de la Asociación Musical Maestro Emilio Cano, precedía el paso de los mayordomos-cumplidores: Diego Sánchez Romero y Toñi Romero Cuenca. La imagen de San Antón y de su inseparable cochinillo, portada en hombros por miembros de la hermandad, recorrió las calles Iglesia, Castillo del Tocón, San Miguel y Mayor hasta llegar a la plaza del Azafranal, donde esperó el tradicional paso de los animales ante él en las preceptivas tres vueltas al itinerario de costumbre, recorrido que en los últimos años se limita a las caballerías que cierran el cortejo.
Tras el traslado del Santo a la iglesia parroquial, desde la que volverá a su altar habitual en la ermita del Espino, tuvo lugar el agasajo a los hermanos en los salones de la Cámara Agraria: una pasta con forma de jamoncillo y el histórico mantecado.