La Cofradía de Ntra. Sra. del Espino recupera la iconografía clásica de los Desposorios en las jornadas de veneración de la Patrona

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La Cofradía de Ntra. Sra. del Espino, de Membrilla, ha recuperado este 2022 la iconografía clásica del episodio de los Desposorios de la Virgen para vestir a la Patrona en las jornadas de veneración que se han convertido en la antesala religiosa de las fiestas patronales. Un episodio que narra los esponsales entre María y José y que comenzó a aparecer representada en la historia del arte en torno al siglo XIV, con unas características propias, fijadas por los cánones artísticos y perfectamente reconocibles, sobre todo por la paleta de colores empleadas.

Cuenta la tradición que fue el Cantar de los Cantares, -precisamente un libro que celebra el amor en torno a unos esponsales-, el que inspiró al papa Inocencio III para comenzar a “legislar” en torno a los códigos cromáticos dentro de la iglesia del siglo XIII; una labor que continuará Pio V, inmerso en el contexto de un Concilio de Trento que planteaba una labor catequética de las imágenes sagradas.

Se trataba de buscar, a través del color, un simbolismo que identificase y explicase la trascendencia de la imagen, -Cristo, Virgen María, apóstoles, santos…-; era, como citan algunas fuentes, un “código para dialogar con lo sagrado” a través de una catequesis visual que permitiese reconocer a los personajes y entenderlos.

La figura de la Virgen María aparecerá desde este momento vinculada a dos de los colores más importantes de esta escala cromática medieval: el rojo y el azul, dos tonalidades vinculadas a la realeza y a la divinidad, y muy valiosas además por la dificultad de conseguir algunos de los pigmentos.

“El rojo en la Edad Media se vincula al elemento fuego, al fervor de la sangre y, por ende, a la calidez del amor divino, que traspasa los corazones de los fieles. Es el color de la pasión y del sufrimiento, pero no con una connotación negativa de destrucción y muerte, sino vencedora a través de la lucha y la victoria por la sangre.”1 En este mismo sentido, en María, describe el dolor por el sacrificio del Hijo.

Por otro lado, “en la Edad Media el color azul era el propio de la bóveda celeste, remitiéndonos al momento de la creación del mundo y a la configuración del cielo y las estrellas por parte de Dios. Es el color del elemento del aire, asociado al respirar de los seres vivientes, pero también al insuflar vida, como gesto creador. Como color oscuro, en algunos casos se asociaba al sufrimiento y al duelo, pero cobra una importancia simbólica específica a partir del siglo XII, cuando comienza a asociarse con la Virgen con connotaciones marcadamente positivas. De esta manera, y en paralelo a su vinculación con el cielo, en las imágenes bajomedievales la Virgen comienza a portar un manto o vestido de color azul intenso y brillante, como signo de honor.”2 El uso de este azul brillante asociado a la divinidad se consolidará más tarde vinculado ya de modo universal a la figura de la Inmaculada Concepción.  

 

 

De este modo, desde el siglo XIII la túnica roja y el manto azul van a identificar visualmente la figura de María. Y así va a aparecer en sus representaciones pictóricas y escultóricas, también en la de los Desposorios. En este caso, suele convivir también con la figura de María vestida con túnica blanca o dorada en sus esponsales.

Todos recordamos ver a María con túnica roja y manto azul en sus Desposorios en la obra de Giotto, Ghirlandaio…, quedando inmortalizada sobre todo en los cuadros de Perugino y Rafael, que han inspirado dos de los elementos gráficos más antiguos de los Desposorios en Membrilla: las dos vidrieras de los años 40-50 que adornan la Capilla del Santísimo, en la parroquia, y la nave central de la ermita de la Virgen del Espino.

Este mismo simbolismo cromático está presente en el tapiz de los Desposorios que adorna la misma nave central de la ermita, regalo de la familia Villalta Martín de la Leona a la Patrona.

 

 

Y este ha sido el simbolismo cromático que la Cofradía ha recuperado, por primera vez en su historia, vistiendo a la Patrona con los colores tradicionales de María,  túnica roja y manto azul, en su primer encuentro con los vecinos de Membrilla antes de la celebración de sus populares Desposorios con San José. Un interesante ejercicio de catequesis que trasciende los gustos particulares y las modas, para enlazar con la tradición mariana y su significado sagrado.

La imagen se completaba con toca blanca, un color que simboliza la luz y lo eterno y que, en relación a la Virgen María, es símbolo de virginidad y pureza. “Por extensión, el color blanco simboliza la alegría y el júbilo de las situaciones de celebración, como los acontecimientos más festivos del año”, como es el caso de la fiesta de los Desposorios.  


1 y 2:  “Esplendor, materia y significado de los colores en la Edad Media”, Universidad Complutense de Madrid. CAPIRE. Colectivo para el Análisis Pluridisciplinar de la Iconografía Religiosa Europea. 

 

 

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