La iglesia celebra el próximo domingo 12 de enero la fiesta del Bautismo de Jesús, una efeméride que a veces dejamos pasar a la ligera, como si no fuera con nosotros, cuando nosotros mismos hemos llegado a esta comunidad cristiana a través del Bautismo: Una celebración sencilla, pero cargada de un simbolismo religioso y vital extraordinario y de una carga festiva que, por su propio significado de bienvenida a la comunidad, la hace alegre y de gran calado emocional.
Recordamos y festejamos aniversarios y acontecimientos a lo largo de nuestra vida. Pero, ¿quién recuerda la fecha de su Bautismo?
Incluso la figura de los padrinos aparece muchas veces como un elemento de trámite, un formalismo para un momento concreto y puntual en la vida del niño, olvidando a lo largo de los años que la verdadera función del padrino es “según costumbre antiquísima de la Iglesia, representar no solo a la familia, sino también a la Iglesia o comunidad concreta donde el niño se va a iniciar en la fe. Es más, el ritual del Bautismo invita a los padres a no dejarse guiar únicamente por razones de parentesco, amistad o prestigio social, sino por un deseo sincero de asegurar a sus hijos unos padrinos que, por su edad, proximidad, formación y vida cristiana, sean capaces de, en su día, influir eficazmente en la educación cristiana de aquellos. (G. Aboin)”
¿Quién continúa buscando esa relación cristiana con sus padrinos a lo largo de su vida, relegada muchas veces, sobre todo en Membrilla, a la curiosa costumbre de la invitación a comer gachas blancas el Jueves de Comadres?
Quizá sería una buena idea recuperar la importancia del recuerdo en esta institución, y de su verdadero sentido, para sentirla más, para tenerla más presente, incluso para evitar equívocos…
Probablemente será complicado que comencemos a recordarlo a modo particular, con una celebración familiar. Pero quizá estaría bien celebrar una fiesta común de nuestro Bautismo: invitar a nuestros padres y padrinos a una celebración conjunta donde recordar, y festejar, aquel día en el que la Parroquia nos acogió.
Una gran fiesta anual del bautismo en Membrilla que bien podría ser el día del Bautismo de Jesús, por su especial simbolismo.