Membrilla volvía a celebrar la Inmaculada Concepción el pasado domingo 8 de diciembre, consolidando tras sólo dos años la recuperación de una de las celebraciones más importantes del calendario litúrgico local que en las últimas décadas se había visto reducida al espacio cerrado del templo parroquial de Santiago el Mayor. Como ya destacábamos en el previo a la celebración, en el caso particular de Membrilla, la vinculación con la Inmaculada es histórica, desde la fundación en el siglo XVII del Convento de Concepcionistas Franciscanas, la primera orden en el mundo dedicada a la Inmaculada Concepción. Fiesta grande también en España y en Membrilla, al celebrarse ese mismo 8 de diciembre el Día de la Madre, hasta su traslado al primer domingo del mes de mayo en 1965.
Así, por segundo año consecutivo, la imagen de la Inmaculada Concepción volvió a recorrer las calles de Membrilla completando el calendario de actos programados en su honor durante los días previos. Una recuperación de pasadas tradiciones marcada por la iniciativa de la Cofradía de la Virgen del Espino, secuela de la celebración del 50 Aniversario de la Coronación Canónica de la patrona, -ocasión para la que precisamente lució el nuevo manto de Inmaculada-. También por segundo año se recuperó para la fiesta la imagen de la Inmaculada que presidía el altar mayor del convento de Concepcionistas Franciscanas.
La mañana del domingo arrancaba con la solemne eucaristía en la que el párroco Raúl López de Toro vistió la casulla azul, el color de la Virgen, un privilegio especial concedido a los sacerdotes españoles por la defensa que España hizo del Dogma de la Inmaculada Concepción. La imagen de la Inmaculada procesionó después sobre el trono de san José, precedida por los estandartes de las hermandades marianas de la localidad: Ntra. Sra. de la Soledad y Virgen de la Esperanza, Virgen de los Dolores, Virgen del Rosario y la citada Cofradía de Ntra. Sra. del Espino. La imagen estuvo acompañada por numerosos fieles portando velas, autoridades religiosas y civiles y una representación del resto de hermandades y cofradías locales. El acompañamiento musical del cortejo estuvo a cargo de la Banda de Cornetas y Tambores Jesús Nazareno.
La procesión de la imagen de la Inmaculada, que entraba al templo parroquial entre los sones de la marcha Bendición, ponía punto final a los actos desarrollados durante el puente, que tuvieron su máximo exponente en la Vigilia de Oración desarrollada en el templo parroquial en la noche del sábado. También del 5 al 7 se había celebrado en la iglesia el triduo religioso en honor a la Inmaculada.