Miles de vecinos de Membrilla se dieron cita el pasado fin de semana en las inmediaciones de la Plaza de San José de Calasanz, junto al colegio del mismo nombre, para volcarse en las recuperadas fiestas del barrio tras diecisiete años de parón; muchos de ellos del popularmente conocido como barrio de Corea, pero muchos también pertenecientes de otras zonas de la localidad que “subieron” hasta la plaza para arropar a sus vecinos y amigos “coreanos”. Todo gracias a una renovada Asociación de Vecinos del barrio que ha trabajado duro durante los últimos meses para recuperar su fiesta y que ha contado con el apoyo de vecinos, ayuntamiento y patrocinadores. El resultado final: un sencillo pero completo programa de actos y tres días con la plaza de San José llena de gente disfrutando del barrio. Y lo que es más importante: la imagen de San José de Calasanz procesionando por las calles de la localidad.
El viernes por la tarde, a las nueve de la noche, tenía lugar la inauguración oficial de las fiestas, que contaron con la intervención de Manuel Borja, alcalde de la localidad, y de Germán Bellón, nuevo presidente de la Asociación. El alcalde tuvo un recuerdo especial a la Junta antigua, destacando el trabajo pionero del anterior presidente, José Fiérrez Menchén, fallecido días antes de poder ver el fruto de su intenso trabajo y dedicación. Borja destacó el esfuerzo de los vecinos para recuperar sus fiestas de barrio y prometió colaboración desde el ayuntamiento para futuras ediciones.
Germán Bellón, por su parte, destacó la figura de San José de Calasanz e hizo un pequeño recorrido por la historia de la Asociación de Vecinos, desde aquel día en el que un grupo de vecinos con José Fiérrez al frente se reunía alrededor de una serrana y valoraba la posibilidad de fortalecer la unión entre ellos y celebrar unas fiestas como se merecían todos sus vecinos. Con la colaboración de una banda de música de Manzanares, los vecinos realizan un primer pasacalles por los alrededores del colegio y de una plaza que carecía de ermita y santo. “Pasado esa fecha, consiguen entusiasmarse”, recordaba Bellón. “Deciden salir adelante y piden colaboración a vecinos y diferentes profesionales para construir la ermita, que se inaugurará en 1993.” El santo llegaría más tarde y, de nuevo con la colaboración de mucha gente, se celebrarán las primeras fiestas en honor a San José de Calasanz con una procesión por sus calles y un programa de actos oficial. Pero la disolución de la Asociación en el 2001 acabaría también con la fiesta…
Diecisiete años después, añadía, “volvemos con la ilusión que un día José Fierrez nos transmitió: ver la unión de sus vecinos celebrando unas fiestas en la plaza con la presencia de su Patrón y con la compañía de todo el pueblo.” El nuevo Presidente agradeció su colaboración a vecinos, corporación, al párroco D. Raúl, a la Junta de la Asociación de Vecinos, al AMPA del colegio, a los patrocinadores y a Mármoles Díaz, que ha donado la nueva placa que preside la fachada de la ermita.
La nueva Junta tenía pensado obsequiar personalmente a José Fierrez con una placa en reconocimiento a su trabajo por la Asociación del barrio de Corea, pero debido a su reciente fallecimiento se encargó de recogerla su hija. En sus palabras recordaba que “una de las últimas y mayores ilusiones de mi padre era volver a dar luz a estas fiestas en compañía de este santo al que tanta fe profesaba. (…) Desde aquí gracias a todas estas personas por cumplir su mayor ilusión y por mantener viva la llama que él en su momento encendió”.
Tres días de fiesta en Corea
La plaza de san José de Calasanz vivió a partir de esos momentos dos días de fiesta ininterrumpida. Las noches del viernes y del sábado se alargaron hasta altas horas de la madrugada con las orquestas de Fermín y Virginia y el DJ Móvil que llenaron hasta la bandera el recinto. Las actuaciones se completaron con Bailes de la Universidad Popular y Asociación de Bailes Salsa Flamenca de La Solana.
Las mañanas estuvieron dedicadas a competiciones populares: Más de una treintena de participantes en el Campeonato de petanca, veintiocho para el Campeonato de dardos, setenta bicicletas para la carreras de cintas, carreras populares para categorías pitufos hasta cadetes y un campeonato cuadrangular de fútbol sala en el propio pabellón polideportivo de la plaza. Una gran Masterclass de zumba cerraba el calendario deportivo de la fiesta en la noche del domingo.
Y para los más pequeños, castillos hinchables el sábado y el domingo.
San José de Calasanz recorre las calles de Membrilla
Las fiestas del barrio de Corea vivieron su momento más emotivo la tarde del domingo, cuando la imagen de San José de Calasanz salió de nuevo de su pequeña ermita para recorrer las calles de la localidad hasta la parroquia de Santiago el Mayor, donde tuvo lugar la Eucaristía en honor al santo, oficiada por el párroco Raúl López de Toro. El párroco hizo una semblanza de la figura del santo, con una especial mención al desaparecido José Fierrez y al trabajo de la Asociación.
Para el presidente de la Asociación de vecinos “fue el momento más bonito de la fiesta. Teníamos muchas ganas de sacar al santo y llevarlo a la iglesia. Recuperar la tradición, aunque antes se bajaba al templo de manera menos pública y tras la misa se subía en procesión hasta el barrio.”
Formaban el cortejo procesional el cuerpo de monaguillos de la parroquia, la Banda de Cornetas y Tambores Jesús Nazareno y la imagen del santo portada en andas por miembros de la Asociación. Tras el santo, el párroco y autoridades civiles, acompañados por numerosos vecinos que quisieron acompañar a San José de Calasanz en su recorrido.
Durante la Eucaristía, el párroco hizo una semblanza de la figura del santo, con una especial mención al desaparecido José Fierrez y al trabajo de la Asociación. Al término de la misma, la imagen realizó el recorrido de vuelta hasta el barrio de Corea, quedando expuesto frente a su ermita para recibir el saludo de los vecinos.
Desde la Asociación se ha hecho un balance muy positivo de estas primeras fiestas del milenio en el barrio, destacando sobre todo la gran participación en todos los actos programados. Como única nota negativa, la pequeña explosión de fin de fiesta en los fuegos artificiales en los que , en contra de lo publicado en algunos medios de comunicación, no hubo que lamentar ningún daño de importancia, aunque una persona acudiese después al centro hospitalario para asegurar precisamente la ausencia de lesiones.