“Cuando miles de hombres miraban hacia el cielo
esperando respuestas que, a pie llano, se les negaba
hace muchos siglos se comenzó a hablar del Nacimiento de un Niño
Un Niño que, con rostro humano, sería semblante de Dios
Un Niño que, al venir, cumpliría promesas, deseos y sueños de la humanidad
Un Niño que, cuando llegó, convirtió el mundo en un remanso de paz
Un Niño que, en su amanecer, se vio el brillo de la bondad
Un Niño que, al gemir, latió con un corazón rebosante de paz bendiciendo con manos llenas de amor destellando miradas y llantos con sabor a Dios.
Hace muchos siglos, en Belén, en el silencio el Amor habló de una forma infinitamente humilde:
¡Dios se hizo hombre!
El cielo se rebajó a nivel de la tierra
La humildad asomó por todos sus costados
El perdón y la paz, alcanzaron a toda buena voluntad
Pero, hoy, al igual que entonces
Dios sigue naciendo en el pesebre de cada persona
Dios flota en las aguas del Misterio
Una VIDA NUEVA emerge vigorosa y con sabor a cielo
Una ilusión llama a la puerta de nuestra tristeza de nuestro desencanto
¡ES NAVIDAD!”
Con la lectura del Pregón Navideño iniciaba el párroco Raúl López de Toro la multitudinaria Misa del Gallo en la que los vecinos de Membrilla celebraron la pasada Nochebuena el nacimiento de Jesús.
Cientos de personas, grupos de amigos, familias, se desplazaron en la cálida medianoche del lunes hasta el templo parroquial de Santiago el Mayor para conmemorar la llegada de la Navidad tras una intensa velada de cenas y tradicionales maitines. Acompañado por Pedro Jiménez Árias, sacerdote natural de Membrilla y actualmente profesor del seminario de Ciudad Real, el párroco quiso subrayar el protagonismo de la figura de San Juan de Ávila, Doctor de la Iglesia, recuperando parte de su Sermón de la Navidad en la que vincula la figura de Jesús a la pobreza humana, a la necesidad que tiene el hombre de su búsqueda.
Raúl López relacionó el Nacimiento de Jesús con la llegada de cualquier recién nacido y respondió a la pregunta “¿qué tengo que preparar?”con cinco elementos básicos: cuna, pañales, alimento, vestido y casa. Cuna como símbolo del descanso cristiano, un descanso que se encuentra en la oración íntima y personal del individuo con Dios; pañales para limpiar las miserias humanas, símbolo a su vez de la limpieza del alma en el sacramento de la penitencia. El alimento cristiano se refiere a la Eucaristía, al hambre de Dios y al apetito de espíritu. El vestido, las ropas de abrigo, equivalen en el cristiano actual a la necesidad de formarse, de conocer las bases de su fe leyendo, documentándose, y así fortalecer sus creencias y evitar sucesos tan banales como el reciente episodio de la mula y el buey. Por último, destacó la necesidad de una casa, subrayando la importancia de la familia cristiana y la de pertenecer a una Parroquia, hogares donde el cristiano se siente arropado y seguro.
Acompañados por los villancicos del coro parroquial, los vecinos despidieron la celebración con el tradicional beso all Niño recién nacido y, entre felicitaciones y reencuentros navideños, retornaron a la fiesta de los maitines aparcada por un momento en las casas, en su mayoría de los casos, hasta muy entrada la madrugada del día 25.