Crónica de una noche de hogueras y mayos

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Membrilla se volcó en la celebración de la fiesta de la Invención de la Santa Cruz, ya unificada con la fiesta de la Exaltación de la Cruz, en la víspera del 3 de mayo recorriendo las calles de la localidad en la tradicional y popular visita a las cruces de mayo vestidas por los vecinos.

De nuevo la recientemente formada rondalla de la Asociación de Amas de Casa fue la encargada de estrenar el itinerario de mayos visitando por la tarde la ermita de Ntra. Sra. del Espino donde cantaron los mayos a la patrona de Membrilla.

Siguiendo la tradición, y ya sin el uso del toque de ánimas por las campanas de la iglesia anunciando la hora, las nueve de la noche marcaron el encendido de las hogueras ante las cruces; puntos de encuentro de los cientos de vecinos y visitantes que recorrieron las calles volcados en el mantenimiento popular de esta fiesta y animados por el buen tiempo.

El canto a los mayos, elegante vestido musical de la noche y las cruces, volvió a realizarse por los grupos locales que representan una parte esencial de la recuperación de esta fiesta: Los Toconeros y la Rondalla Marmaria acompañados, por segundo año, por la citada nueva formación de las Amas de Casa dirigida por Ramón Núñez “Ramoncillo”, una de las almas de Los Toconeros.

Volvió a sorprender con su elegancia el Grupo Cultural El Galán de la Membrilla tras veinte años vistiendo la cruz de mayo, este año por primera vez desvinculados nominalmente de la Concejalía de Cultura, lo que no viene sino a significar un reconocimiento pleno a su labor y a su implicación con esta fiesta popular a lo largo de los últimos años. La Cruz, erigida sobre un monte “sembrado” con los símbolos de la Pasión y en el que no faltaron los elementos más tradicionales como el candeal, estará abierta por la tarde, como muchas otras cruces, durante los nueve días siguientes para el rezo y canto de mayos en el Centro Cultural de San León.

Las vecinas de la Calle de Santiago, fieles a su propia historia de barrio también construida a lo largo de los últimos veinte años, concluían los preparativos de su cruz de mayo exterior a última hora de la tarde. De fuerte tradición religiosa, no faltaron a los pies de esta cruz las velas traídas por los vecinos, que piden o agradecen, ni faltaron los recuerdos de otras noches más duras, bien por el frío o la lluvia, bien por la ausencia de algún vecino que necesitaba esa noche las oraciones del barrio; porque las vecinas de esta calle permanecen toda la noche a los pies de su cruz, lugar que sólo abandonan llegado el mediodía del día 3 de mayo.

Cruz vestida por el grupo cultural El Galán de la Membrilla

Tres cruces de patio más convierten el barrio de la Calle Mayor y Calle del Prado en visita obligatoria para los vecinos en la noche del dos de mayo, convertidas en unas de las cruces representativas de la localidad. La Pasión, Muerte y Resurrección quedaron reflejadas en la cruz de mayo de la familia Martín Herrera, que aunque de participación intermitente destacan siempre por el trabajo y las ganas de levantar esta tradición. Los vecinos de la Calle del Prado sorprendieron con su sobrio montaje de una cruz doble confrontando pecados capitales y virtudes y, en la misma calle, la familia de Jose Serrano volvió a manifestar su compromiso con esta fiesta vistiendo con telas y flores su propia cruz de mayo.

Por segundo año consecutivo, los vecinos de la Plazoleta de las Monjas alegraron el recorrido con su impresionante cruz floral que engrandece el histórico entorno del convento de las Concepcionistas Franciscanas. Del mismo modo, los vecinos de la Calle Castillo del Tocón vuelven a recuperar la Cruz de la Iglesia Parroquial, una de las más antiguas de la localidad, con un montaje tradicional en el que no faltaron, como acompañamiento, los típicos cañamones; es otra de las cruces que recibe a los vecinos de Membrilla durante la mañana del día 3 tras una noche de vela y oración.

Ya en la zona del Parque del Espino, echando en falta por primera vez en muchos años la cruz de mayo vestida por la Asociación de Jubilados y Pensionistas, nos recibe en su sede la elegante cruz vestida por la Asociación de Amas de Casa, este año centrada en la Última Cena.

No faltaron tampoco a su cita con la noche del 2 de mayo los vecinos de la Cruz Verde, otro de los monumentos históricos de la población, que sigue concentrando en sus inmediaciones a numerosos vecinos y visitantes en un marco popular que entrañablemente enriquecen los miembros de más edad del barrio. Aunque más limitada que en épocas anteriores, la costumbre de vestir las cruces, de cantar los mayos, de visitarlas o incluso de rezar el novenario se mantiene con fuerza en una decena de puntos de la localidad. Una realidad constatada en la noche del dos de mayo y que, más allá del sentimiento religioso que rodea a la cruz, tiene su explicación en un hecho más sencillo y cotidiano que  subrayaban los propios vecinos: la necesidad de hacer algo juntos y, además, sentirse bien con ello.

Galería de fotos

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