Acabo de leer en Membrilla.com un comunicado del Ayuntamiento sobre la Iª Gala de la Educación convocada para el próximo 28 de enero.
En un primer momento me ha parecido un detalle digno de mérito y sensibilidad; entre otras cosas, porque es la primera vez que se hace y por la gran cantidad de maestros y maestras que han pasado por nuestro pueblo dejando lo mejor de su saber. Pero lo que me ha indignado es el tope tan alto que han puesto precisamente en esta Iª Gala: ¡10 años, como mínimo, de permanencia en el Centro! Si, además, se tiene en cuenta que el tope primero que se discutió fue de 15 años, me lleva a pensar que los organizadores del acto no conocen esta profesión. La movilidad del profesorado, unas veces por necesidad de la Administración, otras por motivos familiares, es un hecho normal y habitual. Con esto quiero decir que con el tope de 10 años dejan en el camino a un número importante de profesionales que seguramente han realizado una labor igual que los demás o, incluso, altamente meritoria. Hubieran disfrutado con emoción compartiendo la velada con antiguos alumnos, alumnas, padres y compañeros. Hay profesionales que, con un año o dos en el centro, han dejado gratos recuerdos imborrables.
Yo creo que esta misma protesta se la hará llegar más gente. Habrá muchos antiguos alumnos que echarán de menos a sus profesores en una celebración así. Señor Presidente, ¿ha sido por ahorrar placas, por despiste, intencionadamente? No me encaja que usted hubiera permitido alguna de estas razones porque le conozco desde hace mucho. En concreto desde que fuiste mi alumno (dicho sea con toda humildad, como sabes).
Supongo que te han entregado, ya hecha, la organización de este acto. Pero hace días que la conoces y no debiste pasarla por alto; porque estoy seguro de que no se te pasó el desatino. Sabes bien que mi queja no es por la placa ni por los honores que me pierda. Protesto por tantas ausencias como habrá (podría dar nombres de padres y profesores que han hecho que Membrilla avanzara en la historia) y porque casi puedo afirmar que ha habido tozudez en no enmendar el error. Estoy seguro de que se discutió el tema. Me atrevo a asegurar que alguien se dio cuenta de que, personas también muy meritorias, no podrían estar si se ponía el tope en 10 años. Y aún así, no se corrigió. Tanto si es por la ceguera de los organizadores, que no les ha permitido ver esos méritos, como si han sido las prisas o vete a saber qué, el acto no cumple con el fin previsto: “conocer y reconocer la labor de todos los miembros de la comunidad educativa”.
¡Vaya tope torpe!
Ciudad Real, 26 de enero de 2010
Cosme Jiménez Villahermosa
