La reunión entre el presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, y el de la ciudad de Ceuta, Juan Vivas, que tuvo lugar el miércoles 25 de agosto, supone un punto de inflexión en el comportamiento y las formas políticas de las dos administraciones institucionales.
Los temas abordados, las salidas planteadas para resolverlos y la actitud que han demostrado, suponen un ejemplo y un modelo de comportamiento dialogante en la política española. Este acercamiento es necesaria e importante para que se trate de resolver los problemas de la ciudadanía y se busquen las soluciones más convenientes para todos. Así es como se tiene que desenvolver la actuación política, en eso consiste el trabajo de los políticos y para lo que han de servir las instituciones, para el diálogo y la solución a los problemas que se presentan durante su gestión.
Se dan así soluciones a los conflictos que pueden aparecer durante las diferentes gestiones entre las administraciones. Salen España y Ceuta beneficiadas después de este encuentro de concordia y cooperación, aunque cada gobierno y formación política tengan sus legítimos intereses, pero que no deben primar sobre el planteamiento de soluciones como, en este caso, a las de llega masiva de inmigrantes marroquíes a la ciudad autonómica. Esos intereses tienen sentido cuando, de un modo asertivo y conciliador, no impiden que los grupos políticos puedan mirarse a los ojos, pensar en el otro y, sobre todo, en los ciudadanos de Ceuta y el conjunto de nuestro país.
La reunión mantenida por Pedro Sánchez y Jesús Vivas en la Moncloa ha sido de un diálogo transparente, En ella los interlocutores han demostrado que forman parte del mismo equipo, pues tienen en cuenta la legalidad, los derechos de los migrantes, de Ceuta y de España. Se ha producido una suma de energías entre las administraciones y una apuesta clara del presidente del Gobierno por nuestra ciudad que ha comprometido el apoyo nítido y leal de un modo pragmático y real. Ceuta y su problemática fronteriza es una cuestión de Estado y algo que no debe suponer duda en los habitantes de esta importante ciudad española.
El problema de los menores que entraron y se quedaron, en unas circunstancias que no son las mejores para ellos ni para la ciudad, se va a resolver con la Ley de Extranjería. En coordinación con Marruecos, respetándose todas las condiciones legales para estos menores y también para la tranquilidad de la ciudadanía ceutí, se van a activar todos los medios para que, del modo más inminente y con todos los recursos necesarios, así como de la protección de los derechos humanos de esos menores, se produzca su retorno a su país.
Ceuta tiene derecho a que su población empiece a sentir, tras este episodio de asalto fronterizo a su territorio, el aumento de la seguridad y la tranquilidad, que tiene que ver con la calidad de vida en la población. Un ciudadano de cualquier barriada ceutí tiene que experimentar que sus necesidades y derechos económicos, sociales, culturales, educativos o sanitarios están siendo abordados y que va a contar con posibilidades de futuro como si estuviera viviendo en cualquier otro lugar de España.
En estos últimos años, la Administración del Estado ha estado dando muestras con hechos, cifras, medidas y decisiones que le importa el nivel de vida de la población ceutí. Con esta reunión de los dos gobiernos el pasado miércoles, sin duda, se abren más posibilidades para que el impulso de la actuación económica vaya aproximándose a cada punto del Estado y que las diferencias se vayan soslayando.
En este tema del retorno de los menores se ha producido una actuación responsable, solidaria y conjunta del Gobierno de la ciudad de Ceuta, de la Delegación del Gobierno en su territorio y del Gobierno Central de España. Se ha hablado menos y se ha trabajado más. No se ha buscado el modo de criticar al otro, sino de ayudarse entre todos, porque es el modo de que en este conflicto de la migrantes marroquíes o de necesidades económicas por este tema o los derivados de la pandemia, salga ganando Ceuta.
El odio y la descalificación no han sido los protagonistas en este encuentro de poderes gubernativos nacional y autonómico, sino el del diálogo y la solución entre las dos fuerzas políticas y sus representantes nacional y autonómico, en correspondencia con el gobierno de Marruecos, para poner fin a un problema de migración ilegal que afecta a la ciudad de Ceuta.
Puede que algunos solo vean este encuentro como un medio de mejorar su situación política, pero mal favor le hacen a la ciudadanía ceutí si este es su modo de pensar y actuar. El progreso, el bienestar y la esperanza no encuentran acomodo con esos procedimientos.
Claro que la política es necesaria; no está equivocado quien piense así. Ahora bien, siempre que pensemos en la buena política, la que no busca resolver el enriquecimiento y los intereses personales de quienes a ella se dedican, sino solucionar los problemas de los ciudadanos, y en ello, el odio y la descalificación no tienen cabida.
Resti Contreras Jiménez