Alguien cercano narraba en los meses más crudos del primer asalto de la pandemia esta terrible sucesión de acontecimientos: cierto día, de repente, una ambulancia llega a tu puerta y se lleva a tu padre al hospital. Ingresa en una UCI. Una vez cada 24 horas un médico te informa, brevemente y por teléfono, de la evolución de su estado. No puedes ni acercarte. Otro día, la llamada cambia su contenido y te ves, también de repente, en las puertas de un cementerio despidiendo, en cinco minutos, junto con cuatro familiares un féretro cuyo contenido, -dicen y tienes que confiar en ello-, es tu padre. “Aún no me lo creo. Es como si hubiese sido una película.”
Celebramos un Día de los Difuntos singular. Extraño. Limitado en las formas y en los protocolos por la misma enfermedad que ha llenado nuestros cementerios de un modo silencioso. Un Día de los Difuntos más callado, más triste, más respetuoso con los que se fueron, conscientes entre las nuevas tumbas que se adivinan bajo las flores de que es ahora el momento de acompañar a los que no pudieron ser acompañados. Los que sólo fueron números. Y, lo que es más triste, a los que ni siquiera llegaron a ser números, con la terrible sensación de que se tenían que ocultar.
En lo que a la muerte se refiere, más allá de lo terrible de la pérdida, la falta de “consideración” hacia los que se fueron y hacia sus familias ha sido la mayor lacra de esta epidemia. Apenas cinco personas en torno a un féretro en el espacio abierto del camposanto, mientras en otro tipo de reuniones, como los a veces insultantes platós de televisión, se obviaban cifras y distancias.
Recordemos algunas de estas cifras: El pasado 30 de octubre, el Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La Mancha (TSJCLM) publicaba el número de licencias de enterramiento expedidas en Castilla-La Mancha entre el 1 de marzo y el 30 de septiembre de 2020, contabilizando los datos aportados por los Registros Civiles de la región. Fueron un total de 14.259 fallecimientos. Y de ese número, en 5.784 licencias de enterramiento se refleja como causa del fallecimiento COVID (3.224) o sospecha compatible con COVID (2.560).
Sin embargo, la Consejería de Sanidad de CLM (datos que eleva al Ministerio) publicaba en nota de prensa del 30 de septiembre: “El número de fallecidos por coronavirus desde el inicio de la pandemia asciende a 3.297.”
Por cercanía, en la provincia de Ciudad Real el TSJCLM contabiliza 4.475 fallecidos de marzo a septiembre. En 2.190 de esas licencias de enterramiento se recoge como causa del fallecimiento COVID o sospecha compatible con COVID. Sin embargo, a 30 de septiembre, Sanidad sumaba 1.187 fallecidos por Covid en la provincia.
Segunda ola de la pandemia y seguimos sin aprender. Deshumanizando, con la distancia, con el silencio, cada uno de los miles de dramas escondidos en el seno de miles de familias no tan lejanas a nosotros.
En este Día de los Difuntos, un recuerdo especial a los que perdimos, pero hoy sobre todo a los que no pudimos despedir. Con nombre y apellido.