Victoria democrática de la Unión Europea y de España

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En la vida de las personas, de los países y en el orden mundial, la palabra conflicto lamentablemente no suele estar ausente. Negar esta evidencia sería como no admitir la existencia del sol. Ahora bien, algo consustancial a nuestra naturaleza no debería crearnos más problemas que las formas de actuar necesarias para llegar a las soluciones. En la Unión Europea y por lo tanto en nuestro país, como europeos, hemos vivido un conflicto sanitario y económico que todavía no ha terminado, pero en la madrugada del día 20 de julio se lanzó la noticia de que dicho conflicto entraba en vías de solución.

Nada más y nada menos que en el Consejo Europeo se había llegado a un acuerdo para la reconstrucción económica de todos los países de la Unión Europea, y por lo tanto para España. Desde entonces nuestras dos banderas, la de la Unión Europea y la de España, blanden al viento con el orgullo de haber encontrado la vía para la superación de un conflicto sanitario y económico, originado por el Covid-19. Conflicto que se va a superar gracias a ese acuerdo. Supone una victoria de la democracia de la Unión Europea y supone también una victoria de la democracia de nuestro país.

En estos días se está homenajeando a las víctimas del Covid 19. El día 16, en el recinto del Palacio Real, se congregaron nuestros máximos mandatarios de la UE, el presidente del Consejo Europeo, la presidenta de la Comisión Europea y el presidente del Parlamento Europeo, junto al Rey y el presidente del Gobierno, nuestros profesionales de la sanidad, de los servicios esenciales, nuestras fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, nuestras fuerzas armadas y todos los representantes institucionales del país.

El día 20, en la Plaza Mayor de Valladolid, tuve la oportunidad de asistir también al homenaje que organizó el Ayuntamiento de esta ciudad, con el alcalde, Óscar Puente, acompañado por los grupos políticos municipales y todos los representantes que se han mencionado pertenecientes a la ciudad de Valladolid. Un acto donde, como en Madrid, no podía faltar la participación de la cultura, en este caso vestida de luto, que con la música y el canto trató de acompañar el dolor y el recuerdo de aquellos que nos dejaron, pero que nunca estarán ausentes, porque no los vamos a abandonar nunca de nuestra memoria. Tal como manifestó el señor alcalde: “Como sociedad estamos obligados a reflexionar sobre la situación que han padecido los mayores y a preguntarnos en qué les fallamos”. También, como en Madrid, un responsable de la sanidad hizo importante manifestaciones sobre las dificultades a que se vieron abocados los profesionales sanitarios, pero que continúan desempeñando su trabajo con una renovado impulso y el claro compromiso profesional de servicio a los demás.

El mejor modo de terminar el homenaje a todas las víctimas de Europa es el acuerdo que se ha conseguido. Desde el Desembarco de Normandía, en Europa se abrieron las puertas para que en nuestro continente se llegaran a superar los conflictos por procedimientos democráticos, para que nunca más tuvieran que morir jóvenes con las balas lanzadas por el odio, el totalitarismo, la intolerancia y la intransigencia. Hoy podemos estar muy satisfechos de que esto sea una realidad.

En nuestro país costó trabajo y tiempo, pero gracias a la Constitución se selló de un modo irreversible nuestra apuesta por un futuro en libertad y en democracia. Ese futuro es el que debe asegurarnos una calidad de vida y de dignidad, para los que estamos viviendo este presente, para los niños que todavía no han nacido, para los que están en el colegio, para nuestros jóvenes, los desempleados, nuestros mayores y donde los valores, derechos y cualidades de la mujer sean respetados y defendidos. Sus condiciones laborales, su promoción personal y laboral, suponen unos retos y dificultades añadidas a su condición de mujer, que la llevan a vencer obstáculos en peores situaciones que los hombres. De ahí, la importancia de todo el apoyo posible que puedan recibir tanto de las instituciones europeas y nacionales.

Como ha manifestado nuestro presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, el acuerdo conseguido va a suponer un nuevo Plan Marshall para España, al que llegamos a tiempo, algo que se ha producido en otras ocasiones desde nuestra entrada en la UE a partir de 1986. Con la mirada puesta en la transformación digital, ecológica, la educación para los niños, los jóvenes y la formación de los trabajadores.

Con ayuda directa al desarrollo rural, a la agricultura, para afrontar el reto de sostenibilidad económica y social para nuestros agricultores y ganaderos desde una perspectiva inclusiva y social.

Finalmente quiero hacer referencia a los padres de la Unión Europea, aunque solamente me centraré en dos. El primero, Robert Schuman que, inspirado por Jean Monnet , el 9 de mayo de 1950, propuso la creación de una institución europea supranacional para administrar el carbón y el acero, materias primas esenciales en esa época. El fondo de la idea era establecer los cimientos de una federación europea, indispensable para el mantenimiento de la paz. Robert Schuman realizó está importante declaración que ahora sigue cumpliéndose: “Europa no se hará de una sola vez ni en una obra de conjunto, se hará gracias a realizaciones concretas que creen en primer lugar una solidaridad de hecho…” El segundo padre de la Unión Europea es Sicco Mansholt, nacido en Ulrum (Paises Bajos). Agricultor, combatiente de la resistencia y con fuertes convicciones europeístas, tal como he recogido de un texto elaborado por la profesora de Economía Aplicada en la Universidad de Valladolid, Rosario Pedrosa Sanz, fiel defensora de las bondades de la Unión Europea.

Por extensión, también creo que en estos momentos procedería un homenaje a todos los agricultores de España, que con sus manos y el sudor de su frente alimentaron a nuestro país en los años difíciles de la dictadura. Sus descendientes o buena parte de ellos siguen trabajando durante la democracia la tierra y haciendo más grande a nuestro país, los cuales sin duda se alegran del apoyo institucional a nivel europeo.

Resti Contreras Jiménez.

 

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