“Hamelín se convirtió en un pueblo triste, sin las risas y la alegría de los niños; hasta las flores, que siempre tenían unos colores espléndidos, quedaron pálidas de tanta tristeza.”
El flautista de Hamelín.
Nunca, jamás, aunque los hermanos Grimm nos lo hubiesen jurado, llegamos a imaginar que Membrilla pudiera parecerse algún día a Hamelín.
El incesante murmullo de ruedines de mochilas sobre la acera a las 9 menos poco de la mañana… Las risas y los gritos a la hora del recreo, arrastrados por el viento mezclados con la música. La bulliciosa vuelta a casa… El constante ajetreo de idas y venidas a mil cursos y clases y aulas y pistas y canchas... Las bicis y patinetes rodando… Los balones golpeando las fachadas llenos de vida…
Y después, el silencio.
En un mes apenas se ha visto a algún niño en la calle. Muchos asoman por los balcones respirando bocanadas de aire fresco, como pececillos confusos, a la hora de los aplausos… Lo que parecía increíble se hizo realidad: nuestros pequeños se habían contagiado de una madurez insospechada, respetando como el que más el confinamiento, ayudando a proteger a la familia, a los mayores…
El sábado pasado, el presidente del gobierno aportaba en sus declaraciones una rendija de luz al encierro: los niños podrían salir un rato a disfrutar del aire libre a partir del 27 de abril. De hasta 12, de hasta 14, no se sabía…
Qué feliz el domingo, con los pequeños haciendo planes de pequeños paseos fuera de las cuatro paredes de la casa…
Este martes 21 el gobierno ha acordado en Consejo de Ministros, asesorado por el famoso comité científico, que los niños no pueden “pasear”, sólo acompañar a los padres en los desplazamientos permitidos en el decreto del estado de alarma.
Y si lo asesora el comité científico, y lo subraya el gobierno, hagámosle caso: ¡PROTEJAMOS A NUESTROS NIÑOS Y JÓVENES DEL AIRE LIBRE DE MEMBRILLA!
Llévenlos a respirar el aire libre del Supermercado. Planeen una excursión a la farmacia. Sáquenlos del aburrido ambiente del hogar y sumérjanlos en el fascinante y divertido mundo de la banca. Y, sobre todo, no olviden llevarlos cuando vayan al médico. Imagínense, un Centro de Salud, un Hospital… ¡Y sin límite de tiempo!
El campo de Membrilla debe ser un lugar plagado de virus y gérmenes ocultos. Y grillos, si te descuidas. El Rezuelo, un nido de gamusinos, de toda la vida… Los caminos del Pocico, del Prado, de Piña… oscuros reductos de pandemias sin nombre. No olvidemos que hay una plaga de conejo de monte en Membrilla… (Las consecuencias de una mordedura de conejo de monte en un niño pueden ser imprevisibles en la lucha por la contención de esta terrible y dolorosa crisis del coronavirus.)
Un niño, caminando sólo con su padre o madre por el campo, sin aglomeraciones, manteniendo los metros preventivos con otros posibles viandantes, es sanitariamente más perjudicial que un niño caminando por los pasillos de un supermercado o un hospital. PALABRITA DE COMITÉ CIENTÍFICO.
Lo dicho: Hagan caso y protejan a sus hijos del aire libre del campo de Membrilla.
Quizá, con suerte, lleguen enseguida las habituales rectificaciones…
Fdez. Megías
P.D.- Las habituales rectificaciones han tardado sólo unas horas en llegar: El Ministro de Sanidad ha anunciado esta noche que el fin de semana emitirá una orden para que los menores de 14 años puedan salir a dar paseos "en las condiciones concretas que daremos a conocer próximamente".