Que nuestros pueblos aparezcan por algún motivo en medios nacionales es algo inusual. Que aparezcan por un hecho positivo es algo que se me antoja casi imposible. Y más si contribuimos a alimentar esa falsa imagen de catetismo, de España profunda y triste, con que en ocasiones se nos ve desde fuera. Y es más triste aún cuando son nuestras autoridades, los políticos que nos representan, los que ayudan con sus declaraciones o actitudes a acentuar esa baja consideración hacia nosotros, a agrandar esa fea imagen de mundo rural anclado en los vicios del siglo XIX.
Que La Mancha es algo más que las esperpénticas salidas de tono de algunos infelices gobernantes locales es algo que nosotros tenemos claro, ¿pero cómo hacerlo entender cuando lo que trasciende es precisamente eso? Me viene a la memoria la polémica que surgió hace no muchos años cuando un alcalde y diputado regional hizo unas desafortunadas declaraciones sobre el oficio de la prostitución, concluyendo con que él siempre volvía “a montar la jaca en casa”, y toda la prensa nacional se hizo eco de aquello. O el reduccionismo de una senadora cuando durante la última campaña electoral dijo en un mitin en La Solana que los indignados “no es que estén en paro, es que no les gusta trabajar”, por las que también nos conocieron los medios nacionales. Ya se sabe: en una tierra donde hacemos aeropuertos donde nadie quiere volar, véase Ciudad Real, donde creamos ciudades fantasma, véase Seseña, qué se va a esperar de nuestras ideas sobre el progreso y el bienestar de nuestros conciudadanos.
Lo que ha pasado en Manzanares no es menos penoso, y también tiene su punto de esperpéntico. De entrada, la noticia que tuvimos hace unos días es que el Ayuntamiento de Manzanares había negado la utilización de instalaciones municipales a la Escuela de Ciudadanos para continuar con sus ciclos de conferencias, que van ya por el cuarto año. La excusa, según el concejal de Cultura, Manuel Martín-Gaitero, era que la Escuela de Ciudadanos se comportaba de forma “sectaria y partidista” y que todos sus conferenciantes son “personajes alineados ideológicamente en la izquierda”. Así pues, la Escuela de Ciudadanos, además de demandar al Ayuntamiento, tuvo que buscarse un local privado para celebrar su segunda conferencia de esta temporada, concretamente el Castillo de Pilas Bonas, donde intervino el pasado 29 de noviembre el exministro de Economía e Industria Carlos Solchaga. A esta conferencia, por cierto, bien por el interés que despertara el invitado, por la polémica creada, por estar bien consolidada la iniciativa o por la mayor capacidad del local, asistió mucha más gente que a conferencias anteriores.
Y eso que quienes han participado en los tres cursos anteriores, en total 16 ponentes, han generado expectación desde el primer momento, por tratarse de personalidades destacadas por su trayectoria profesional y de reconocido prestigio en nuestro país y, en muchos casos, incluso fuera de él. Para empezar, la Escuela de Ciudadanos es una iniciativa dirigida nada menos que por el periodista Román Orozco, que, para suerte nuestra, decidió crear este foro de debate ciudadano en Manzanares, lo cual le honra como profesional y como vecino de Manzanares. Y en los sucesivos cursos organizados por la Escuela de Ciudadanos han venido de su mano a Manzanares otros periodistas, escritores, artistas, políticos, cantantes, jueces, con la sana intención de explicarnos cuáles son sus ideas sobre la convivencia, sobre cómo cada uno de ellos entiende el concepto de ciudadanía. Los supuestamente “sectarios y partidistas”, a decir del insigne concejal manzanareño, son, por ejemplo, la escritora y académica de la RAE Soledad Puértolas, los poetas y premios nacionales de literatura Caballero Bonald y Luis García Montero, los también escritores Almudena Grandes, Clara Sánchez y Javier Reverte, los cantantes Víctor Manuel y Miguel Ríos, la vocal del Consejo General del Poder Judicial Inmaculada Montalbán, los periodistas Miguel Ángel Aguilar, Nativel Preciado, María Antonia Iglesias, Joaquín Estefanía y Carles Francino, el exministro de Trabajo con el PP Manuel Pimentel, el expresidente del Congreso Manuel Marín. ¿Son todos ellos peligrosos izquierdistas? ¿Habrán venido a Manzanares para inocular en las pobres gentes que vamos a escucharlos el virus maléfico de la izquierda y el sectarismo a través de sus palabras? ¿Nos curaríamos de esta nociva influencia si entre los invitados estuviera al menos un obispo? Por Dios, ¿de qué estamos hablando?
En el curso presente han intervenido los líderes de Nuevas Generaciones y de Juventudes Socialistas, en un debate organizado en el Gran Teatro antes de las elecciones, y el exministro socialista Carlos Solchaga. Los siguientes serán la también exministra socialista Carmen Calvo, el catedrático de Economía de la Universidad de Sevilla Juan Torres López y el periodista y escritor Juan Cruz. ¿De verdad son tan peligrosos para nuestra integridad ideológica y emocional? ¿Tanto nos condicionará escucharlos hablar en la Biblioteca Municipal, hasta el punto de que confundamos sus opiniones con la verdad absoluta? ¿Estamos locos o qué?
Porque la gracia está en la actitud del Ayuntamiento: no ceden la Biblioteca Municipal o cualquier otra instalación pública porque los conferenciantes son de izquierdas. Me pregunto varias cosas: ¿en la cabeza del concejal el mundo está dividido entre izquierda y derecha? Qué análisis tan simple. ¿Que vengan al pueblo de uno a impartir una conferencia personas de ideología distinta a los que gobiernan es pernicioso para la convivencia? Qué triste planteamiento. ¿Estar enojado por las lamentables actitudes de una corporación anterior conlleva obligatoriamente tomarse la revancha y actuar de la misma manera cuando se está en el poder? Qué penosa justificación. ¿Conoce el concejal la trayectoria de las personas que han venido a Manzanares a través de la Escuela de Ciudadanos? Qué lástima, en definitiva.
Quiero decir: el concejal demuestra estar enfadado por las actitudes que otros gobernantes municipales de parecido pelaje han tenido con él cuando él no gobernaba, y ahora se permite discriminar el bien del mal y lanzar fuera de su ámbito jurisdiccional a aquellos que lo incomodan. Demostrando, por otra parte, poco conocimiento y menos respeto hacia aquellas figuras públicas que vienen a compartir sus opiniones con nuestros vecinos. Qué ejemplo de rectitud y sentido de la convivencia. De eso, precisamente, se viene ocupando la Escuela de Ciudadanos: de escuchar planteamientos diversos sobre el concepto de convivencia, seguramente distintos de los que cada uno tenemos, para entender juntos por qué debemos comportarnos como ciudadanos. ¿Y qué tiene que ver esto con las rencillas pueblerinas de ciertos políticos, de antes y de ahora? He aquí una lección que podemos aprender.
Pero, aparte de estas reflexiones sobre la negativa del Ayuntamiento de Manzanares a ceder espacios públicos para las conferencias, dije que el asunto tenía algo de esperpéntico, y aquí sí que la participación directa del concejal de Cultura permitió que el esperpento se pudiera desarrollar. Fue con la visita al ayuntamiento de Gonzo, periodista del programa El Intermedio, de la Sexta, que quiso conocer de primera mano las opiniones del concejal para completar su reportaje. En el vídeo se muestra cómo el periodista pregunta por el concejal y es dirigido hasta la puerta de su despacho, después de que le dijeran que el concejal estaba dentro. Después de llamar a la puerta y no obtener respuesta, Gonzo recurre al truco de llamar al teléfono del concejal, para comprobar que efectivamente estaba dentro y no quería abrirle la puerta. El móvil del concejal suena dentro, y aun así sigue sin abrir. Después de dar unas vueltas por el ayuntamiento solicitando en vano ser recibido por el alcalde u otra autoridad, Gonzo vuelve al despacho del concejal y éste, esta vez sí, se digna abrirle la puerta de su despacho. Las razones que esgrime después son del mismo peso que su actitud anterior: el PSOE se portó mal con nosotros, así pues no podemos dar facilidades a gente que consideramos de izquierdas. Una vez y otra.
Parece una broma, pero es lo que el vídeo muestra, tal cual. ¿Tanto le habría costado al concejal, si de verdad está convencido de la decisión que tomó, explicar a las claras y desde el primer momento sus motivos? ¿Tan firmes son sus argumentos que merecen sin embargo ser explicados tan pobremente como en el vídeo hace él mismo?
Para pueblos como los nuestros, donde la actividad cultural de primer nivel es por fuerza escasa, el hecho de que las autoridades se dediquen a entorpecer iniciativas tan ricas y sensatas como la Escuela de Ciudadanos, independientemente de las ideologías que representen sus ponentes, es bastante triste. No tenemos oportunidad de recibir todos los días, sin apenas coste para nuestra administración, a personas de la talla de las que gracias a Román Orozco han intervenido en la Escuela de Ciudadanos de Manzanares. ¿Por qué no facilitar su actuación, e incluso sentirnos todos orgullosos de la mera existencia de estas iniciativas, que nos ayudan a pensar sobre nuestro mundo y a conocernos mejor como sociedad?
Lo demás son pamplinas de pobres almas que no saben apreciar lo que de valioso hay a su alrededor. Me gustaría que la próxima vez que medios nacionales hablaran de nuestros pueblos fuera para cosas bien distintas: tenemos mucho más que ofrecer que aquello que mostramos. Con actitudes tan burdas y pueblerinas no vamos a ningún sitio, no nos hacemos ningún favor. Veremos.
Programa el intermedio de La Sexta