El Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel se encuentra completamente lleno de agua, con más de 1700 hectáreas de terreno encharcadas, una situación que no se repetía desde junio del año 2004.
Según corroboraron hoy a Efe fuentes del Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, la entrada de agua que desde principio del mes de enero está registrando el parque nacional ha provocado la inundación total del espacio protegido.
Los aportes hídricos que ha recibido el parque nacional a través del río Gigüela, los arroyos de su entorno y el agua trasvasada desde los pantanos de la cabecera del río Tajo han conseguido anegar este importante humedal que se localiza en el centro de la Península Ibérica.
La favorable situación hídrica que viven Las Tablas de Daimiel ha provocado que se esté produciendo el encharcamiento remontante en el cauce del río Guadiana, una vez que los gestores del parque decidieron abrir ayer las compuertas del molino de Molemocho.
Esto significa que el agua, como consecuencia de la retención que existe en la presa de Puente Navarro, es capaz de retroceder por el cauce seco del río Guadiana inundando parte de él.
El anegado de agua de esta zona del río Guadiana, la más afectada por los incendios latentes de turbas que se registran en la franja del preparque, es una noticia muy esperada ya que puede contribuir a la extinción definitiva de los focos que aún quedan activos en las proximidades de los límites administrativos del parque nacional.
La buena situación hídrica que viven Las Tablas de Daimiel es similar a la que se vivió en julio de 2004, cuando se registraron los valores históricos máximos de inundación que llegaron a las 1723 hectáreas de terreno.
Entonces, un episodio de fuertes lluvias que se produjo, coincidiendo también con una derivación de agua desde los pantanos de la cabecera del Tajo, dejó completamente inundado el humedal.
Habría que echar la vista atrás hasta dieciséis años, es decir, a 1988, para encontrar Las Tablas de Daimiel en una situación parecida de inundación.
Volver a conseguir que las Tablas de Daimiel sean lugar de estancia para las aves acuáticas, que estratégicamente han utilizado este territorio como área de invernada, mancada y nidificación, es ahora uno de los grandes retos de los gestores del parque.
Como también lo es lograr la recuperación de la valiosa vegetación que ha albergado este humedal, como es el caso de la masiega, las praderas de caráfitos o los limonios, ejemplos estos de algunas poblaciones de plantas acuáticas que caracterizan este hábitat considerado de interés prioritario en la Unión Europea.
La recuperación de la fauna está siendo progresiva, según los últimos censos realizados por los gestores del parque, quienes aseguran que ánades reales, cercetas, ánades friso, rabudos o porrones comunes, además de patos colorados, ánsar común, aguilucho pálido o lagunero, ya se pueden observar con facilidad en el entorno.
Coincidiendo con la recuperación hídrica del Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel, no sólo han comenzado a llegar los patos al espacio protegido, sino también lo están haciendo en gran número miles de turistas que, especialmente los fines de semana, se acercan a observar las recién inundadas tablas fluviales.
Más de 6000 personas, según las estimaciones del personal del parque nacional, han pasado en el mes de enero por este espacio y se espera que sean muchas más las que lo hagan en los próximos meses.
El Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel, situado en el centro de La Mancha Húmeda, es el último representante del ecosistema denominado tablas fluviales, que se formaba por el desbordamiento natural de los ríos Guadiana y Gigüela.