Tres años después, Afammer Membrilla pudo cumplir uno de esos sueños que se vieron truncados por la llegada de la pandemia del coronavirus: viajar a Roma, una actividad que tuvo que ser suspendida en extremis por la emergencia sanitaria y sus consecuencias.
Medio centenar de socias y amigos de Afammer se desplazaron hasta la Ciudad Eterna donde, acompañados en todo momento por un guía, conocieron los enclaves más característicos de la capital italiana. Ciudad del Vaticano con Museos Vaticanos y audiencia papal, para estar muy cerca del papa Francisco, algunos por primera vez en su vida; paseos por el bohemio barrio del Trastévere; visitas al Coliseo y al Foro romano; reencuentro con la Roma católica en sus iglesias y basílicas mayores: la Scala Santa y San Juan de Letrán, San Pablo Extramuros; y muchos emplazamientos más, como el Castillo de San Angelo, Fontana de Trevi…
Y como extra, una visita a Florencia, cuna del Renacimiento.
“Viaje espectacular y una aventura estupenda, acompañada por un tiempo extraordinario”, apuntan desde la asociación.
Una muestra más de la importante labor que asociaciones como Afammer realizan en el mundo rural, generando oportunidades para que la mujer amplíe su mirada y su interés cultural incluso fuera de nuestras fronteras. Viajes que resultan más fáciles de hacer porque se ofertan muy bien organizados y con la cobertura y seguridad que ofrece un grupo de familiares y amigos.