Según la ONU, «las mujeres rurales son agentes clave para conseguir los cambios económicos, ambientales y sociales necesarios para el desarrollo sostenible, pero su acceso limitado al crédito, la asistencia sanitaria y la educación se encuentra entre los muchos retos a los que se enfrentan».
La desigualdad entre hombre y mujeres, presente en muchos aspectos de la vida, se traslada por igual al mundo rural. Si la mujeres rurales pudieran acceder a los mismos recursos que los hombres, se podría llegar a lograr un disminución del hambre, a nivel mundial, de cerca del 17 %, afirma la FAO.
En muchas ocasiones, y dado que el grueso del flujo migratorio lo suelen ocupar los hombres, son las mujeres las que quedan al cargo de las plantaciones y zonas de labranza en sus países de origen. Pese a esto, mientras ellas representan el 40 % de la fuerza laboral mundial, menos del 20 % son propietarias de las tierras que cultivan.
Este bajo índice de propiedad reduce la seguridad de recibir un salario fijo, les resta capacidad de decisión en sus hogares y comunidades y, en ocasiones, frena su acceso a los créditos bancarios, los cuales podrían serles de ayuda para arrancar un negocio propio o mejorar su producción agrícola.
Si a esto les sumamos que apenas el 2 % de las mujeres rurales de las poblaciones más empobrecidas del planeta completan sus estudios de Secundaria, nos encontramos que las barreras para acceder a un futuro mejor son todavía más altas.
Otro dato alarmante es que alrededor del 30 % de las mujeres rurales no dispone de personal sanitario en las cercanías cuando llega el momento de dar a luz, por el 10 % de mujeres urbanas que se enfrentan a esta problemática.
Desde Manos Unidas, y uniéndonos a la proclama de la ONU, afirmamos la necesidad de «unas zonas rurales en las que estas agricultoras y ganaderas, muchas de ellas parte de la economía informal y simultáneamente mantenedoras de sus hogares, puedan contar con las mismas oportunidades que los hombres».
Para la ONU Mujeres, el empoderamiento de las mujeres y niñas rurales necesita:
1. Trabajo decente y protección social.
2. Educación y capacitación.
3. Energía sostenible y tecnología.
4. Agua limpia y saneamiento.
5. Eliminación de la violencia y prácticas nocivas.
6. Inclusión de las mujeres en la toma de decisiones y el liderazgo.
7. Aumento de la resiliencia de las mujeres ante el clima.