La asociación Afammer Membrilla festejaba el Lunes de Pascua con una nueva Ruta de senderismo por tierras jienenses que de nuevo sorprendió a los socias, familiares y amigos. En esta ocasión, el numeroso grupo de Membrilla descubría gracias a las explicaciones del guía un nuevo rincón de la geografía nacional y, curiosamente, no demasiado alejado de nuestra población: La Aliseda.
La Aliseda es un paraje de gran valor paisajístico situado en un valle en las estribaciones meridionales de Sierra Morena, justo al lado del Parque Natural de Despeñaperros. Un terreno plagado de abundante vegetación y en que se disfruta de un privilegiado microclima.
En el entorno de esta popular área recreativa crecen gran variedad de plantas aromáticas y hermosos árboles de especies diferentes, como los pinos, encinas, alcornoques, castaños, sauces, abundando el aliso de donde toma el nombre este lugar. También discurre un pequeño río de aguas cristalinas sobre un lecho pedregoso llamado “La Campana”. El terreno se caracteriza además por la calidad de las aguas ferruginosas de sus manantiales.
Después de esta extraordinaria experiencia en plena naturaleza, el grupo de senderistas de Membrilla se desplazó hasta la cercana localidad de La Carolina, donde disfrutaron de un reparador almuerzo.
Por la tarde, el grupo completaba el viaje visitando el Museo Arqueológico de La Carolina, una experiencia cultural y etnográfica de incalculable valor gracias a las explicaciones de Pedro, cronista de La Carolina. El Museo está integrado en el majestuoso edificio neoclásico del Palacio del Intendente Olavide, y en él Afammer Membrilla descubría una importante y excepcional colección de todo tipo de objetos y multimedias para conocer las características de su entorno natural, así como realizar un recorrido por su historia, desde los primeros vestigios de restos humanos en el Paleolítico, hasta prácticamente nuestros días. Destacando etapas tan importantes como la minería hispano-romana, el periodo de creación y desarrollo de las Nuevas Poblaciones como proyecto colonizador de Carlos III y la intensa actividad minera contemporánea que terminó a finales del siglo pasado, huellas todas tan presentes en la memoria colectiva de sus habitantes, tal como les describió el propio Pedro.
La tarde en La Carolina se cerraba con la visita a la cercana Iglesia colonial de la Inmaculada Concepción.