Analizado el informe de situación elaborado por los Servicios Técnicos de ASAJA, el resultado no puede ser más desalentador: el sector agrario español se encuentra en una situación de colapso. No hay un solo subsector productivo que no tenga problemas de viabilidad. Ganaderos, cerealistas, olivareros, productores de frutas y hortalizas, viticultores... se encuentran acosados por los bajos precios de venta de sus productos, los altos costes productivos y la falta de liquidez para seguir manteniendo sus explotaciones a flote.
En el sector agrario no se recuerda una crisis tan aguda y generalizada como la actual. El pasado año la renta agraria descendió un 8,5 por ciento, los precios se han derrumbado en casi todos los sectores, las explotaciones agrarias que desaparecen se cuentas por decenas de miles (sólo en Andalucía en 2008 echaron el cierre definitivo 10.000 explotaciones agrarias) y aún es mayor el número de las que están al borde de la desaparición. Esto supone un auténtico drama no sólo para el propio sector sino también para el empleo y la continuidad de la actividad en el medio rural.
A la ruina ganadera que ha llevado ya al cierre de 16.100 explotaciones de ovino, 8.300 de caprino, 17.000 de vacuno y otras tantas de porcino, se ha sumado la situación no menos delicada que sufren los productores agrarios que soportan pérdidas de miles de millones de euros como consecuencia de unos precios desplomados en origen en sectores tan diversos como los cereales, el aceite, el vino, los cítricos y buena parte de frutas y hortalizas.
Mientras tanto, los costes de producción que soporta el sector continúan disparados tanto en fertilizantes (con un incremento en el último año situado entre el 36% y el 230%) como en fitosanitarios (entre el 8% y el 102%), energía eléctrica (entre un 30% y un 400%) e incluso los piensos para la alimentación del ganado que, pese al hundimiento de los precios de los cereales, han duplicado su precio.