"Los padres somos hipócritas, egoístas y un mal ejemplo. Por eso nos va así."

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El Sargento de la Guardia Civil, Carlos Rabadán, expuso ante los padres de la localidad la dura realidad educadora que se vive en nuestra sociedad enfocándola sobre cuatro temas complicados y problemáticos a los que los hijos y los padres tienen que enfrentarse: desigualdad, violencia, drogas y nuevas tecnologías.

La charla, bajo el título de "Riesgos de internet y acoso escolar", estuvo organizada desde el Centro de la Mujer y los departamentos de orientación del Ies Marmaria y los dos colegios de infantil y primaria de Membrilla, contando con la colaboración de las Ampas de los tres centros. El propio Carlos Rabadán ya impartió una charla similar para padres el año pasado; también para los alumnos de segundo y tercer ciclo de primaria de los dos colegios de la localidad en abril y noviembre.

Para Carlos Rabadán, el estudio global de esos cuatro temas ponen de manifiesto un elemento común: la hipocresía de los padres, manifestada en pedir soluciones externas a unos problemas o actitudes que los propios padres realizan, facilitan e incluso no atajan desde el primer escalón educador, que es la familia. Y lo explicó con una serie de duras y realistas reflexiones basadas en su propia experiencia profesional.

DESIGUALDAD


 

Para el ponente, la desigualdad es un tema que no queremos arreglar como sociedad porque en general "somos machistas y estamos felices de serlo".

Según Rabadán, "no hay ninguna ley en España que diga que las personas se diferencian en mujeres y hombres", pero la sociedad crea canteras de mujeres en segundo plano y la única manera de que disminuyan la víctimas de violencia de género es crear a mujeres que sean personas y además se lo crean. Lo ejemplificó con situaciones reales: No es legal que un niño adolescente le ponga hora a su novia. O que le impida salir con sus amigos. O hablar con otros chicos. O vestir de determinada manera. Situaciones que están ocurriendo en estos pueblos, fruto muchas veces de una generación de madres/padres que tienen a la hija haciendo sábado y al hijo jugando al fútbol, creciendo en el privilegio. La solución: cambiar de actitudes y aplicar las leyes existentes.

LAS DROGAS


 

Para Carlos Rabadán, este es un tema "en el que más hipócrita no se puede ser como sociedad." Explicó que los padres pretenden acabar con el botellón cuando somos la sociedad de Europa con más consumo de alcohol y cocaína; que llevamos a los niños desde que van en cochecito a los bares y ven a los padres consumir alcohol constantemente. Los chicos no son tontos: los chicos hacen lo que ven hacer a los padres.

Además apuntó que somos los primeros en el ranking mundial del consumo de hachis y marihuana, anestésicos que necesitamos porque no somos felices. Nos frustran los límites y obstáculos de la vida. Eso también pasa a los chicos. Se frustran, les duele y buscan una anestesia.

Avisó también del peligro de los acelerantes: cocaína y pastillas, que te ayudan a aguantar el ritmo de la fiesta. Aumentan el consumo de alcohol, aumentan el robo de dinero en casa, desinhibe, genera violencia, destruye células nerviosas... Y puso un punto de atención en la detección paterna: este consumo es detectable por la resaca con "mala leche" que provocan los restos de excitantes en el cuerpo.

Para Rabadán, la hipocresía en este tema lo único que hace es buscar excusas: o cogemos el problema de las drogas y lo solucionamos, dándonos cuenta de nuestras propias actitudes de consumo ante los hijos, o no vamos a arreglar nada.

VIOLENCIA


 

Respecto a este tercer tema, reflexionó sobre cómo nos escandaliza la violencia global y no somos conscientes de la violencia que nos rodea. Y así, los padres facilitamos y regalamos en masa a nuestros hijos los videojuegos más violentos y sanguinarios. Lo más grave para el Sargento de la Guardia Civil, es que los padres que pagan no se molestan ni un minuto en ver cómo es el juego. "Los niños de 4º y 5º de primaria me cuentan que juegan a juegos de matar. Y me los describen al detalle."

Rabadán recordó cómo la calle enseñaba a los niños de otras generaciones cosas buenas respecto a la violencia. "Los videojuegos enseñan lo malo hasta un extremo brutal. Estamos creando una sociedad de extrema violencia mental. Luego ya veremos cómo sale este aprendizaje violento que se está acumulando." Y aconsejó: "Eliminen de la vida de sus hijos esos videojuegos. ¡Saquen a sus hijos de ahí, ya!"

En relación al ACOSO ESCOLAR como figura de violencia en las aulas, fomentado por el mal uso de las nuevas tecnologías que difunden videos e imágenes, ante la impasibilidad del resto de compañeros que se ríen y no intervienen, recordó que hay que ayudar a las víctimas. Reconoció que está fallando el sistema: la sanidad, los profesores tan atacados por la sociedad que a veces no reaccionan, los padres divididos en su reacción (padres que vemos delante de nuestros hijos programas de telebasura para reirnos de la vida y miserias de otros) Destacó por otro lado la importante labor de la figura de la orientadora de los centros y aconsejó, para reconocerlo, observar constantemente a nuestros hijos: Ojo con los chicos que no quieren levantarse para ir al colegio o quieren llegar pegados de hora. Los que quieren dejar sus actividades extraescolares o bajan su rendimiento... "Hay que vigilarlos. Hay que mirar. Siempre. Hay que ser padre y madre. No es sencillo. Pero hay que trabajar".

Y sentenció respecto a las actitudes paternas: "Somos hipócritas, egoístas y un mal ejemplo. Por eso nos va así."

NUEVAS TECNOLOGÍAS


 

Para cerrar su charla, Rabadán abordó el tema de las nuevas tecnologías, en las que según él la actitud de los padres no puede llegar a un nivel de hipocresía más alta porque las nuevas tecnologías se las hemos dado y pagado nosotros: internet, móviles... Y lo que es más grave: sin instruirlos de los peligros que tienen. La excusa también es hipócrita y estúpida: "es que todo el mundo lo tiene..."

Desde su experiencia profesional, Rabadán alertó de que "todos los problemas serios que un niño de 7 a 15 años puede tener (violaciones, desapariciones, asesinatos...) en más del 90% están vinculados a las nuevas tecnologías porque los "malos" saben que los hijos están en peligro y que los padres pasan de ellos." Denunció que no sabemos cómo están utilizando nuestros hijos las nuevas tecnologías, dónde se meten en internet...

La realidad que retrató fue esta: Chicos con internet "no capado" en su habitación, cuando debería estar en un lugar común de la casa. Móviles con el que los chicos se van a la cama, con el que wasapean hasta altas horas de la madrugada (móviles que están todo el rato enviando ondas nocivas para el cerebro, uso que influye en el descanso y en el posterior rendimiento...) Incluso lo utilizan en el recreo para comunicarse con el que tienen al lado.... Rabadán recordó que los hijos nos ven a los padres en actitudes similares, y apuntó: "Las familias no somos equipo. Tenemos mucho tiempo para las nuevas tecnologías y poco para comunicarse en familia. No nos hablamos." Para concluir con una sentencia ejemplar: "No tenemos tiempo para nuestros hijos. Necesitan tiempo y cariño. Esa es la pinza de la educación."

Importante fue su aviso sobre los peligros de Tuenti. Los chicos de primaria, con 8 o 9 años, ya cuentan sus andanzas por tuenti, peligrosa red social, -legalmente para mayores de 14 años-, en la que intercambian demasiada información personal con amigos que no conocen y que pueden ser delincuentes. "Los pederastas son gente muy inteligente y saben que los padres están despistados. Ningún niño está a salvo en la actualidad. El que tenga a un niño menos de 14 años en tuenti, ¡que lo saque ya! O los padres se espabilan ya o prepárense para sufrir. A alguno les va a tocar. Y es muy grave."

Demasiados problemas que muchas veces tienen una solución más fácil de lo que los padres imaginamos, si estamos atentos. Lo apuntaba Carlos Rabadán con una reflexión tremenda de puro sencilla: "Los papás pasan de los chicos. No quieren estar con ellos. Pero hay que estar con ellos. Y hay que aguantarlos y hay que enseñarles. Y hay que vivir con ellos cosas: las buenas, las malas, las regulares, todas. Porque viviendo se aprende."

 

 

 

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