Hacía tres años que la Asociación Musical Maestro Emilio Cano no pisaba el escenario de la Casa de Cultura para rendir homenaje a la patrona de los músicos, Santa Cecilia; desde aquel 2018 en el que celebraron a lo grande el 25 Aniversario de la asociación. El concierto del año 2019 se había trasladado al Pabellón Multiusos del Espino y en el 2020 se encontraron con la terrible sorpresa del coronavirus, que silenció sus instrumentos durante más de un año, desde los prolegómenos de la Semana Santa del mismo 2020 hasta el histórico concierto que reunió en el Parque del Espino a las dos bandas de música locales, en julio del 2021.
Quizá por eso, el reencuentro con el espacio y con el público se vivió de forma más especial, quedando todo enmarcado en un programa extraordinario y muy atractivo que trasladó a los espectadores al mismo Broadway. Un recorrido por los musicales más emblemáticos que han pasado por los escenarios neoyorquinos sirvió como perfecto homenaje a la Patrona, completando un concierto de gran calidad artística.
La selección de obras, impecable: Elisabeth, Chess, El fantasma de la Ópera, Los Miserables y El Hombre de La Mancha, a los que se sumó fuera de programa Cats; la mayoría nacidas de grandes adaptaciones para banda realizadas desde sus partituras originales por Johan de Meij, también por Marcel Peeters o Frank Erickson. Como ya avisaban en el previo, “instrumentaciones que le sacan mucho partido a esta banda", todo ello bajo la dirección de Gustavo Ramírez. El bis del Himno integrado en la selección de Chess puso punto final al concierto, una pieza que volverá a sonar bajo la impresionante acústica del templo parroquial de Santiago el Mayor en la Misa en Honor a Santa Cecilia.
En este día de la fiesta anticipada de los músicos, destacar otro elemento extraordinario: la asistencia al concierto de niños y niñas de primaria del Colegio Virgen del Espino, invitados y animados quizá por sus profesoras de música. Los pequeños ya se habían adentrado a través de trabajos de investigación previos en las historias que después relatarían con sus instrumentos los músicos. Después, pudieron vivirlas a pie de escenario, incluso mediante la proyección que ilustró piezas como El fantasma de la Ópera.
Y en estos tiempos en los que la enseñanza musical y artística está tan cuestionada desde algunas esferas y legislaciones, acercar a los niños a las grandes historias de los musicales, a la música en directo, interpretada además por sus familiares, amigos y vecinos, es tan aplaudible como el mismo concierto en sí.