Este fin de semana, la Federación Castellano-Manchega de Asociaciones de Folklore organizaba en Alcázar de San Juan las XXIII Jornadas Regionales de Folklore, que aparte de su trascendencia en la conservación y trasmisión de esta faceta de la cultura regional han dejado en lo político un mensaje a priori positivo:
Castilla-La Mancha se ha adherido a la candidatura propuesta por Aragón para que la Jota sea declarada Patrimonio de la Humanidad Inmaterial por la UNESCO. Por este motivo, desde la Consejería de Educación, Cultura y Deportes anunciaban que el Gobierno regional financiará un estudio sobre la historia de la jota para poner en valor esta disciplina artística “ como un elemento compuesto y asociado a manifestaciones musicales, literarias y coreográficas que están presentes en la Comunidad Autónoma en prácticamente todos los núcleos de población.”
Y es que por su extensión en número de ejemplos, proliferación y divulgación podría considerarse a la jota castellanomanchega como una de las expresiones del folklore y del patrimonio cultural inmaterial con mayor arraigo en las personas que habitan actualmente Castilla-La Mancha.”
Y continuaba la consejera, Rosa Ana Rodríguez: "desde el Gobierno regional apoyamos el folclore porque lo consideramos un patrimonio inmaterial, además de nuestra región de la humanidad, que une nuestro pasado con nuestro presente y, como no, con nuestro futuro”.
Desconocemos el alcance que tendrán estas iniciativas políticas, pero desde ya les deseamos un recorrido de éxito porque al menos se intentará poner el foco en uno de los elementos más emblemáticos de nuestro patrimonio cultural, también de Membrilla. Ampliar su conocimiento, trabajar en su proyección y difusión, ayudará a conservarlo.
La jota manchega, con sus variaciones populares íntimamente ligadas a formas y usos propios de los vecinos de Membrilla, ha sido una de las piezas musicales más bailadas y cantadas en las fiestas locales. Sus acordes y sus ritmos formaban parte indisoluble de las bodas de Membrilla, de celebraciones religiosas vinculadas al corro y al fuego, a verbenas y romerías.
La jota nacía de los acordes de los músicos aficionados, los que tocaban la cuerda y la percusión de oído y aprendían sones nuevos escuchando a otros músicos, incluso de otros pueblos, en encuentros festivos o vinculados a las faenas y quinterías También el baile, extendido a la participación de todos, hombres y mujeres, en lances y quiebros de ritmo vivaz heredados generación tras generación, brazos arriba y castañuelas al aire.
Lo más extraordinario, la letra. Las más de las veces nacía improvisada, de la determinación de los más atrevidos durante el baile. Muchas veces de contenido pícaro, más acentuado en el caso de los cantantes masculinos, más “suave” en la voz de las mujeres. Jotas con participación de varios cantantes que quedaron en Membrilla representadas en dos ejemplares “únicos”: la Jota de Membrilla, de unas seis estrofas, y la Jota “corta”, popularizada por la gran Josefa de la Torre, que echaba la despedida tras cuatro estrofas. Aquellas jotas que arrancaban con un “quejío”, hoy prácticamente desaparecido.
A ellas se sumó un extenso repertorio compartido con el resto de poblaciones castellanomanchegas, aunque no exento de alguna aportación propia de la localidad: Jotas pastoriles, de la vendimia, de Ciudad Real, del Uno… Ese “a la Mancha, manchegos”...
Lo triste de la situación es que cuando la Jota sea declarada Patrimonio de la Humanidad, -ojalá que lo sea-, quizá ya no sea Patrimonio de Membrilla.
Su desaparición es un hecho palpable. Apenas la mantienen viva las agrupaciones locales Rondalla Marmaria y Asociación Cultural Coros y Danzas El Rezuelo, casi silenciadas durante esta dura etapa del coronavirus.
Y si el futuro está en las nuevas generaciones, el panorama no es más esperanzador: por primera vez en muchos años, la enseñanza de “manchegas” en la Universidad Popular ha desaparecido. Totalmente. En el curso 19/20, las clases impartidas por Manoli Muñoz Serrano contaban con medio centenar de alumnos, de entre 3 y 15 años. También había una veintena de mayores, que a falta de monitores municipales al menos han reconducido su actividad a los cursos de la asociación de Amas de Casa.
Habrá que preguntarse por las causas. Y, como apuntan en principio desde la consejería de Cultura, habrá que estudiar y defender nuestra jota para ponerla en valor. Si creemos que tiene algún valor la Jota de Membrilla, claro.