La noche del 7 de abril de 1944, hace hoy 75 años, la actual imagen de Jesús Nazareno Yacente cruzaba la puerta de La Sociedad, improvisada Parroquia ubicada en la plaza, para procesionar por primera vez por las calles de Membrilla.
La imagen acababa de llegar a nuestra localidad procedente de uno de los muchos comercios de imaginería religiosa de Madrid que surtían los templos a principios de la década de los 40. La mayoría de las imágenes de la provincia habían desaparecido en el arranque de la Guerra Civil presas de los incendios de iglesias. La antiquísima imagen del Santo Sepulcro, guardada en la ermita de la Soledad, había seguido la misma suerte. el 7 de julio de 1936.
Acabada la contienda, siguiendo el paso de todas las cofradías de Membrilla, la del Santo Sepulcro inició los trámites para su reorganización en 1941 bajo la presidencia de Manuel Moraleda. Entre las primeras decisiones, adquirir algunos elementos vinculados a la celebración de la procesión del Santo Entierro, como tulipas para las manolas, trajes para los romanos, reparación de candelabros, construcción de andas y de un armazón a dos colores con cristal… Pero no había dinero para comprar una nueva talla del Yacente y durante tres años se desfiló con un Cristo alquilado en Ciudad Real.
Llegado el año 1944, la Cofradía del Santo Sepulcro ya consolidada inicia los trámites para adquirir su propio Cristo Yacente. Sería el presidente junto con Manuel Borja los encargados de viajar a Madrid para la compra. La imagen elegida en la tienda de artículos religiosos fue la de un “Santo Cristo Yacente”, una talla seriada de pasta de madera procedente de los Talleres el Renacimiento, de Olot (Gerona), de cuyo boceto original desconocemos la autoría.
El modelo de nuestro Jesús Nazareno Yacente es el habitual en los Cristos titulares de las hermandades del Santo Entierro y del Santo Sepulcro y representa la tipología conocida como “de Yacente”: Cristo muerto colocado en posición de cúbito supino, generalmente situado dentro de una urna de cristal. Presenta un paño de pureza como única vestidura y muestra una versión serena y dulcificada del cadáver de Jesús, alejada del patetismo de otros modelos.
Esta iconografía tiene sus orígenes en el dogma de la Encarnación, que humanizará la expresión del sentimiento, pero se desarrollará artísticamente en la Baja Edad Media, con la peculiaridad de provenir del culto a una de las reliquias más veneradas: La Sábana Santa. La reliquia servirá de modelo a la posición del cuerpo del Yacente, a sus heridas e incluso a la inclinación de la cabeza sobre el hombro derecho.
En Membrilla, la nueva imagen del Yacente, con su urna de madera y cristal que le ha conferido el nombre popular de “Cristo de la Caja”, comenzaría a desfilar llevada en andas, acompañada de su habitual escolta de armados romanos y de sus penitentes vestidos con túnica negra y capirucho morado, alumbrada por las tulipas de numerosas mujeres vestidas de Manolas. La música la seguía poniendo en aquellos primeros años la Banda Municipal.
Una década después, la Cofradía ya aparece usando en sus documentos el nombre de Jesús Nazareno Yacente junto al del Santo Sepulcro, mientras continúa su proceso de evolución en las formas siguiendo las tendencias de los años sesenta: una carroza para llevar sin esfuerzo el paso, primero con ruedas de madera, después con ruedas de goma. Y, como novedad en la historia de la Semana Santa de Membrilla, la creación de la primera banda de cornetas y tambores de la localidad para que acompañase al Yacente en sus desfiles procesionales, llamada “Santo Sepulcro”.
Desde entonces, la imagen titular no ha sufrido muchos cambios, ni siquiera ha sido objeto de un proceso de restauración. Todas las innovaciones han llegado en las formas, en el acompañamiento, siguiendo el camino de la historia de la Semana Santa en sus manifestaciones populares de fe. Hubo años en los que la imagen desfiló desnuda, sin su caja. Años en los que se comenzó a acompañar por un sencillo cuerpo de baterías de tambores. Restauraciones de su urna, evolución de sus penitentes, confección de nuevos estandartes, construcción de una nueva ermita, incluso su vinculación con la imagen de la Virgen de los Dolores tras la fusión de 1992.
Pero la esencia del culto a Jesús Nazareno Yacente ha permanecido inalterable a lo largo de estos 75 años de historia, presidiendo en el sentido y dando nombre a una procesión del Santo Entierro muy cambiada a la de sus orígenes pero consolidada como uno de los momentos más solemnes de la Semana Santa de Membrilla.
Fdez. Megías