Ha tenido que pasar una década para que el coro Mansil Nahar vuelva al impresionante escenario de la Parroquia de Santiago el Mayor a cantarnos la Navidad. Era el año 2006 y en aquella ocasión, inmortalizada desde el coro de la iglesia por la recientemente desaparecida Dolores de Lara, estuvieron acompañados por la Asociación Musical Maestro Emilio Cano.
El pasado domingo, el coro dirigido por Francisco J. Román se presentó ante el público de Membrilla con un programa novedoso, elegante, exquisito, lleno de obras de compositores actuales, algunos de ellos de apenas treinta años. Pero lo que en principio podía parecer una apuesta arriesgada se convirtió en un delicioso y original canto a la Navidad que, arropado sólo por las piedras del templo, llenó de armonías luminosas el sencillo Portal que espera estos días la llegada de un Niño. Y precisamente ese Niño recién nacido se convirtió en el principal protagonista de un recital en el que sobresalieron sobre todo las delicadas nanas que salpicaban el repertorio.
Bien a capella o acompañados al piano, con sencillos toques de flauta y oboe, desgranando melodías a seis, siete y ocho voces, los miembros de Mansil Nahar interpretaron bellas piezas de John Rutter, como Candle Light Carol o su Christmas lullaby. O la mágica “trilogía” de Morten Lauridsen construida sobre O magnum mysterium, su "Nocturno" Sure on this Shining Night y la especial Dirait on, compuesta sobre un poema de Rilke en su obra Les Chansons des Roses.
Un pequeño cambio de programa les llevó a homenajear la figura de la Virgen Madre, que presidió el concierto a los pies de los músicos, con una pieza del único compositor español del repertorio: El Ave María, de Javier Busto. Y en el templo, aún mucho más: la elegancia coral de O nata lux, de Guy Forbes; la sutileza de la nana (Lullaby) del jovencísimo Daniel Elder; y piezas ya emblemáticas pese a su corta vida musical de Chilcott, Clements, Biebl… para cerrar con otra nana, The seal lullaby, que a pesar de no tener origen navideño, -nació de la genialidad de Eric Whitacre sobre un poema de Kipling-, resumió en apenas unos minutos la belleza del Nacimiento que está por llegar, dejando al Niño “dormido en los brazos del suave balanceo de los mares”.
Generosos como siempre y fuera de programa, los músicos de Mansil Nahar regalaron al público que llenó el templo parroquial algunos villancicos populares.
No ha podido haber una introducción mejor a la Navidad en Membrilla. Mansil Nahar confesó haberse marcado un objetivo para este concierto: elevar el alma. Les bastó apagar las luces del templo y cantar a la luz de las velas, como sólo ellos saben, para conseguirlo.