El Monasterio de las Concepcionistas Franciscanas de Membrilla volvió a abrir sus puertas en Semana Santa para acoger La Pasión de Cristo, el concierto sacro con el que la Asociación Musical Maestro Emilio Cano celebró el Domingo de Ramos acompañada de los vecinos de la localidad, que llenaron por completo la iglesia.
Bajo la dirección de Gustavo Ramírez, los músicos interpretaron algunas de las marchas incluidas en el variado repertorio con el que acompañarán estos días los pasos de palio en sus estaciones de penitencia, como el de la Stma. Virgen de la Esperanza, de Membrilla, o a María Stma. de los Dolores, en Úbeda, permitiendo, en el entrañable marco del convento, disfrutar de la belleza de estas composiciones musicales de modo íntegro.
Sonaron así grandes piezas abriendo el concierto, como la marcha solemne Hosanna in Excelsis, de Óscar Navarro González, o la majestuosa Crucifixus, de José Alberto Pina. El homenaje a las vírgenes andaluzas y sus solemnes pasos de palio llegó con Luz en la Soledad, también de Óscar Navarro, Amanecer con Triana, de Jesús Manuel Martín Prieto, y las bellísimas Concha y Mi Amargura, del joven compositor Víctor M. Ferrer.
Sin embargo, la verdadera lección musical llegó con la obra que titulaba el concierto, el tercer movimiento del poema sinfónico La Pasión de Cristo, de Ferrer Ferrán, que impresionó sobremanera al público, provocando una intensa y prolongada ovación final.
La gran interpretación de los músicos, acompañada por imágenes de la película La Pasión, no sólo ofreció una verdadera catequesis de los últimos días de la vida de Jesús, desde el júbilo de la entrada en Jerusalén, la ira de la expulsión de los mercaderes del templo, la intensidad de la Última Cena, la soledad de Getsemaní… Los intensos momentos de la pasión y muerte pusieron delante de los ojos lo que la Semana Santa nos recuerda: el terrible sufrimiento y la muerte en la cruz de un Dios hecho hombre, algo que rebasa el ámbito de la música, las flores, los dorados y los terciopelos… Y para finalizar, el verdadero mensaje: la belleza de la Resurrección.
Como cierre especial para este concierto, la voz de Sandra Fernández, que realizó un gran esfuerzo para poder acompañar a los músicos en dos simbólicas obras: La Saeta, de Serrat, con adaptaciones de Fdez. Ríos y Al Alba, de Aute, adaptada para banda por Gustavo Ramírez. Fuera de programa, ante los intensos aplausos del público, los músicos interpretaron la marcha El despertar, de Leal Gallardo.