El grupo de teatro El Atardecer volvió a la comedia más pura de principios del siglo pasado con Su desconsolada esposa, juguete cómico en tres actos obra de Antonio Paso y Salvador Martínez Cuenca. La obra, una adaptación española de la obra Un reveillon de Verver y de Crosse, se estrenó en el Teatro de la Comedia de Madrid, el 18 de enero de 1924.
Bajo la dirección de Joaquín Sánchez-Prieto, el ya veterano grupo de teatro planteó lo ya apuntado: un juguete cómico que se convirtió en un buen remedio contra el desconsuelo general de una sociedad empachada de crisis en todas sus versiones; una excusa extraordinaria para evadirse durante un par de horas de tanta realidad propia para fundirse en la realidad absurda del pobre Retama; una buena ocasión, en fin, para reírse un poco, que también es necesario y sobre todo bueno cuando se hace entre amigos.
Y así, los entrañables componentes de Ell Atardecer nos plantearon sobre el escenario la increíble pero cierta historia de Lázaro Retama, encarnado por el hilarante José Crespo, curiosamente revivido gracias a curiosas nuevas tecnologías para "morirse" de nuevo en el sobresalto de descubrir el leve desconsuelo de su ya consolada viuda, encarnada por la novel Mª del Mar Crespo, nuevo fichaje del grupo.
El elenco de actores se completó con Francisco Villahermosa y Rosario Elipe, Antonia Quiñónes Navas y Guadalupe Ramírez, Mª Antonia Bellón y los multifacéticos Francisco Ballesteros y Juan Antonio Quiñónes; con la alegría de volver a ver de nuevo sobre los escenarios a Antonia Quiñónes. Todos ellos contaron con la colaboración de Lucía Sánchez Elipe en el papel de apuntadora.
El Atardecer mostró con Su desconsolada esposa que sigue creciendo y consolidándose en las tablas como grupo; un grupo de actores sencillos, aficionados, que no sólo tuvieron la capacidad de aprenderse el texto de Paso y Martínez Cuenca, sino que nos obsequiaron con improvisados aderezos protagonizados por una botella de cava y una fregona. Cosas del directo que los humanizan y los hacen aún más cercanos.