El Coro de Voces Blancas Mansil Nahar, formado por casi una treintena de niños y jóvenes de Manzanares y Membrilla, emocionó, sorprendió y, definitivamente, cautivó al numeroso público que llenó la Casa de Cultura el pasado fin de semana durante su concierto "Recuerdos de Italia", un homenaje retrospectivo a su participación el pasado verano en la sexta edición del festival "Los Lugares y la Música", organizado por la Asociación Cultural Pietro Pomponazzo en la ciudad italiana de Mantua.
La sorpresa llegó con la constatación del importante crecimiento y consolidación del joven coro, que en tan sólo dos años ha alcanzado unos altos niveles de calidad que lo convierten ya en una agrupación de referencia dentro del canto coral infantil. Un mérito que corresponde al trabajo de los jóvenes intérpretes, pero que tiene su base y su razón de ser en el compromiso y la gran labor realizada por el director, Francisco José Román, alma máter del proyecto. Todo ello completado con el acompañamiento al piano de Rafael Arróspide.
La emoción vino arrastrada por las voces de los componentes del coro, destacando en algunos momentos la especial intervención de sus voces solistas, que interpretaron para los asistentes el repertorio preparado para su viaje a Italia, salpicado con imágenes, recuerdos y sensaciones vividas en Mantua, Milán y Venecia. De la misma Venecia nos trajeron el suave ritmo de la Barcarola de los Cuentos de Hoffmann, de Offenbach; del Parque Bertone de Mantova evocaron las cigüeñas manchegas llegadas desde las Tablas de Daimiel con la música de Los chicos del Coro, que allí interpretaron junto con el coro de voces blancas italiano Voci in Festa Città di Mantova.
Las pequeñas grandes voces de Mansil Nahar regalaron al público la dulzura del Canto Nocturno de Hänsel y Gretel, de Humperdinck; del Ave María de Schubert, de la Canción de Cuna de Brahms, del Dúo de las Flores de Delibes; el réquiem Pie Iesu de Webber... No faltaron ni los aviones de papel de Cerf Volant, ni los acordes secretos del rey David rescatados por Cohen en el Hallelujah de Wainwright's y Shrek.
La fuerza de su interpretación quedó plasmada en el Coro de Muchachos de Carmen, de Bizet, marchando "con la cabeza erguida, como pequeños soldados, marcando el paso sin equivocarnos". Y en la versión vasca del color de la tierra manchega llevada al pentagrama que trasladaron a Italia: Mantxacun, de David Azurza. Los niños y jóvenes de Manzanares y Membrilla recordaron también A Clare Benediction, de Rutter, su primera obra a tres voces y lograron impresionar al público incluso con la boca cerrada, inmersos en la Madame Butterfly de Puccini.
Más que un coro, las voces blancas de Mansil Nahar quisieron dejar sobre el escenario su especial sensibilidad en temas como Can you hear me?, de Bob Chilcott. La canción habla de las sensaciones de un niño sordo que describe la belleza de su alrededor, feliz, pero imaginándose lo maravilloso que sería poder escuchar cantar: "Mi mundo es un mundo silencioso, pero es suficiente para mí. Escucho a través de tus manos. El movimiento me libera, pero podría ser algo especial escuchar tu voz, escucharte cantar." Los niños de Mansil Nahar también cantaron para él con el lenguaje de los signos.
Divertidos, simpáticos, trasladaron al público su alegría y su mensaje particular cerrando el concierto con temas como el bis de Ophelia Letter blow'way, de P. Griffon, o el Whatever de Oasis, popularizado en un anuncio de refrescos, porque sí, porque se sentían jóvenes y libres de ser cualquier cosa que quisiesen ser y de decir cualquier cosa que les gustase decir. Y al público, ya cautivo, les gustó escucharles.- F. Megías