La música de Membrilla goza de buena salud. Los numerosos y variados conciertos con que nos han deleitado en los últimos meses nuestras bandas de música así lo dejan ver. En esta ocasión, el motivo que centró la actuación de la Banda de Música Virgen del Espino fue la canción española, tan llena de recuerdos y colorido como querida entre nuestros vecinos.
Ha sido el sábado 27 de noviembre, en la Casa de Cultura de Membrilla. Celebrando la festividad musical de Santa Cecilia, la Banda de Música Virgen del Espino ofreció su particular homenaje a la canción española con un concierto completo de contenido y lucido en su ejecución. A la dirección estuvo Jesús Herrera Jiménez, artífice, junto con su grupo de músicos, de la extraordinaria progresión que esta banda ha experimentado en los últimos tiempos. De ella vienen siendo testigos nuestros vecinos, y parece que con especial reconocimiento, habida cuenta de la numerosa asistencia con que premian cada una de sus actuaciones que, como la del sábado, suelen presentar un aforo completo.
Comenzó el concierto con el pasodoble Chiclanera. En la segunda canción se sumó a la música la voz de Agustín Jiménez Peláez, para interpretar Mi Huelva tiene una ría, que fue aclamado por un público que ya empezaba a entrar en calor, a pesar del fresco que traía de fuera del recinto. A renglón seguido interpretaron juntos la canción Mujeres y vino, también muy celebrado por el público con largos aplausos. Después de El relicario, acompañó a los músicos una nueva voz, la de Leticia Castelló Galán, que interpretó con gracia las conocidas piezas Viva el pasodoble, María de la O y La Zarzamora.
Agustín Jiménez, que había cantado también Campanera y Madrecita María del Carmen, fue requerido al final del concierto para repetir su primera intervención. Antes de eso, los músicos de la banda tocaron El gato montés, y dieron paso a la sorpresa de la noche: la aparición de la tuna. La agrupación Tuno’s hizo una alegre entrada al recinto entre el público, para después subirse al escenario e interpretar junto a los músicos de la banda el pasodoble Islas Canarias, que añadió al concierto una hermosa nota de colorido.
Con toda esta variedad, la actuación resultó tan completa y tan del gusto del público que una vez y otra insistió en pedir más canciones. Que es algo que no faltará en los próximos meses, pues la buena música seguirá siendo costumbre en nuestro pueblo.