Velada flamenca llena de maestría, duende y colorido

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El sábado pasado, 20 de noviembre, tuvimos la oportunidad de disfrutar del buen cante, del cante grande interpretado por dos maestros del flamenco: Manuel Sánchez “Arroyito” y Julián Estrada. El primero acompañado a la guitarra por su hijo “Arroyito Junior” y a Julián le acompañó un guitarrista con una trayectoria ascendente, nuestro paisano y amigo José Tomás.

Antes de que la UNESCO hubiese declarado al Flamenco Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, en Membrilla ya lo teníamos descubierto y sabíamos de su grandeza, de su magia, embrujo y de los sentimientos que transmite. La afición  al Flamenco en Membrilla viene de antiguo y aún perdura, como lo confirmó la asistencia del público.

A Arroyito se le viene conociendo y viendo en Membrilla desde hace más veinte años. Cada vez que se le llama acude, cobrando y sin cobrar, a festivales o Semana Santa; por lo que entre la afición  se le considera uno de casa, un amigo.

Empezó interpretando unas Malagueñas, siguió con una Soleá para continuar con unas Alegrías, un Cante de las Minas y terminó con unos fandangos. A pesar de que la edad no perdona, supo pregonar sus cantes con la habilidad de un viejo maestro.

A continuación  el colorido ocupó el tablao con movimiento de manos de sumas  sacerdotisas y el cimbreo de cintura como juncos en la ribera. Nos estamos refiriendo a las jóvenes integrantes del Grupo Rociero de Membrilla. Su puesta en escena interpretando varios estilos flamencos mereció un caluroso y apasionado aplauso.

Seguidamente apareció en escena la figura flamenca, cargada de solemnidad y empaque: Julián Estrada. Si decíamos que Arroyito se le consideraba como uno más de la casa, a Julián se le descubrió en Membrilla mucho antes de que alcanzase fama dentro y fuera de nuestras fronteras y no en balde la peña organizadora del evento lleva su nombre.

Manuel Sáncez Julián es un maestro del cante a pesar de su juventud. Ha adquirido la sabiduría y el duende los viejos maestros y a todo ello se suma sus extraordinarias facultades que hacen de él un referente en el ranking nacional.

Para empezar se metió al público en el bolsillo sorprendiéndonos con un cante que pocas veces se oye: una Trillera. Este cante antiguo pertenece a los cantes propios de faena y clasificados sin guitarra. Del mismo género que nuestra entrañable y conocida Gañanada, tan bien interpretada por nuestro querido paisano, ya fallecido Luis “El Amante”.  Después interpretó una Malagueña acabándola por cantes abandonaos, siguió con una Soleá, Alegrías y terminó por fandangos recordando, por su estilo a los viejos maestros como Pepe Pinto y Manuel Vallejo.

Faltan palabras para describir la puesta en escena, la serenidad que transmite, la seguridad y la estampa flamenca que derrocha derivado de sus extraordinarias facultades

De José Tomás sólo podemos decir que cada vez que tenemos la oportunidad de escucharle  nos pone de manifiesto el progreso espectacular que está adquiriendo. Sin exagerar lleva camino de convertirse en un referente nacional de la guitarra flamenca. Transmite duende, sentimiento y precisión. Vaya desde aquí nuestro apoyo y cariño para que no pare hasta alcanzar la cumbre que se merece.

En conclusión, la velada fue todo un éxito por parte de la organización, de los y las artistas y destacar el comportamiento ejemplar del público, hasta el extremo de oír de un cantaor que más parecía que estábamos en misa por ese silencio reverencial.

Enhorabuena y que no pase mucho tiempo sin repetir la experiencia.

Galería de fotos

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