La Asociación Musical Maestro Emilio Cano nos tiene acostumbrados a una progresión artística en sus conciertos que siempre parece alcanzar cotas máximas tras cada interpretación. Sin embargo, el pasado concierto ofrecido por esta asociación local, Antología de la Zarzuela, significó otra vuelta de tuerca en su carrera musical ofreciendo un espectacular y selecto recorrido por los mejores momentos de la lírica española; un concierto meditado, bien forjado y magistralmente interpretado por los componentes de una agrupación que ha vuelto a subir un poco más el listón en la escala de las grandes noches musicales de Membrilla.
No obstante, la mitad del rotundo éxito de la velada pertenece a las impecables voces del coro de cámara Mansil Nahar de la vecina localidad de Manzanares; un coro extraordinario, cercano y amable, que lo mismo recita el sacro Oficio de Semana Santa de Tomás Luis de Vitoria en la Parroquia de Santiago el Mayor que pasea por la Calle de Alcalá, con la falda almidoná y los nardos apoyaos en la cadera. Bajo la dirección de Francisco José Román supieron desgranar con gran maestría las piezas más significativas de este género acompañando a los músicos en esta completa antología, destacando las voces de los solistas Rafaela Sánchez Gil, Agustín Sánchez, Mª Carmen Rodríguez, Juana Fdez.-Pacheco y Ángel Morcillo.
Bajo la gran dirección de Emilio Cano, sonaron en el pabellón multiusos las notas de aquellas primeras zarzuelas del siglo XIX en las partituras del Barberillo de Barbieri, la Gran Vía de Chueca o Las hijas del Zebedeo de Chapí, además de Jerónimo Jiménez, cerrando y abriendo época. Y los músicos se adentraron en el pasado siglo XX, fecundo y de gran calidad artística en sus inicios pero que llevó a la irremediable desaparición de este género. Los músicos recorrieron la obra de Vives, Soutullo en su exitoso tandem con Vert, Sorozabal, Marquina, Torroba y Francisco Alonso, autores de obras tan conocidas como Doña Francisquita o La del Soto del Parral. No podía faltar en esta antología una referencia al toledano Jacinto Guerrero, padre de zarzuelas tan famosas como Los gavilanes, El huésped del Sevillano o la tan nuestra Rosa del Azafrán en dos de sus piezas más significativas: la Canción del Sembrador y Las espigadoras.
El concierto se cerró con un bis muy cercano de Los Nardos, el popular pasacalles de Las Leandras de Francisco Alonso, a cargo de Juana Fernández-Pacheco y una nueva interpretación de la Canción del Sembrador por el tenor Agustín Sánchez, magnífico sobre el escenario tras varios meses de convalecencia. Una brillante interpretación que no pudo acabar de otra manera: Con todo un pabellón puesto en pie agradeciendo a los músicos y cantantes otra noche mágica.