La máscara callejera volvió a vestir un año más las calles de nuestra localidad en la jornada del Jueves de Comadres, puerta de entrada al popular y cercano Carnaval de Membrilla.
Retomando la antigua tradición, numerosas familias se reunieron en torno a la sartén de gachas blancas sobre las que no faltaron su aliño de matalahúva y su punto de arrope, ambos herencia árabe en estas tierras manchegas. Y los que pudieron completaron la tradición yendo a comer a casa de las madrinas de bautizo, elemento importante y familiar en una época (mediados del siglo pasado) en la que sólo una mujer ejercía ese papel, sin la figura del padrino, tal como consta en los registros bautismales de la parroquia.
También quisieron sumarse un año más a esta costumbre la Asociación de Amas de Casa de Membrilla, que por quinto año consecutivo se reunieron en su sede de los Paseos del Espino para preparar las típicas gachas. Más de cuarenta socias degustaron el popular plato de Comadres acompañándolo con un segundo también típico: chorizos, tocinillo y un refrescante postre de naranja. Juegos y bailes amenizaron una entretenida sobremesa en la que las socias disfrutaron de una jornada de convivencia al tiempo que colaboraban en mantener viva la tradición de este día.
Hace muchos años ya que los dos colegios de la localidad quisieron sumarse a la celebración del Jueves de Comadres fijando este día sus desfiles infantiles de Carnaval, lo que contribuyó de manera importante a la consolidación del espíritu carnavalesco de esta jornada. El colegio Virgen del Espino en el cercano pabellón deportivo y el colegio San José de Calasanz, desde hace unos años, imprimiendo además el sentido de la máscara callejera y sacando su desfile a la calle hasta la Plaza del Azafranal. En ambos casos, sorprendente, divertida y original puesta en escena de diferentes temáticas que este año ha recorrido el espacio de los dibujos animados televisivos en el Virgen del Espino y el mundo irlandés en el San José de Calasanz, precedido de simpáticos leprechauns.
Sin embargo, el elemento más característico del Jueves de Comadres, la máscara callejera, ha quedado relegada al mundo de la noche. No hace tanto tiempo que la máscara callejera poblaba las calles de Membrilla, colándose irreverente y atrevida en las casas de vecinos y familiares amparada en el anonimato que proporcionaban las colchas y los antifaces. No obstante, el baile de la noche del jueves y el concurso de máscara callejera proporcionan un acertado espacio, casi a modo de reserva natural, donde la máscara pueda campar a sus anchas y permanecer en la memoria. Este año, los premios a la mesa camilla, la maceta y al homenaje a la recientemente desaparecida Lina Morgan. Y mucho baile, como tiene que ser.
