El mundo del encaje de bolillos es una rica y amplia manifestación artística asentada en el trabajo artesano con el hilo que dominan como nadie las mujeres manchegas, tal como quedó de manifiesto un año más en el XIII Encuentro de Encajeras organizado por la Asociación Amas de Casa de Membrilla con motivo de la celebración de las Fiestas de los Desposorios.
Estrenando ubicación, en el Pabellón del Espino se dieron cita más de 150 encajeras, entre ellas algún hombre, llegadas desde diferentes puntos de Castilla-La Mancha: Membrilla, tres grupos de Manzanares, Valdepeñas, dos grupos de Tomelloso, Argamasilla de Alba, Alcázar de San Juan, Ciudad Real, Pozo de la Serna, Villarrubia de los Ojos y Aldea del Rey, todos ellos de la provincia de Ciudad Real, más un grupo llegado desde Navahermosa, en Toledo.
Según confirma la propia asociación organizadora, "el encuentro transcurrió en buena armonía ya que en el pabellón estuvieron muy fresquitas y no les faltaron algunos detalles como el agua, unos tentempiés, refrescos y el tradicional rosquillo de sartén. Como regalo por su participación les entregamos un picado para que hicieran un pañuelo y una bolsa de nailon para el bolso."
La Asociación de Amas de Casa de Membrilla repartió también refresco a todos los asistentes que fueron a verlas y se quedaron a disfrutar del sainete "Ni contigo ni sin ti" tienen mis males remedio, interpretado por el grupo Manantial, perteneciente a la propia Asociación y que sirvió para amenizar el final del encuentro de encajeras. Además, en el Pabellón se instalaron cuatro puntos de venta en los que podían adquirirse todos los materiales relacionados con el mundo del bordado y del encaje de bolillos.
Pero como casi siempre, en los grandes eventos suele destacarse algo pequeño; un diminuto elemento que reivindica con su misma sencilla naturaleza la singularidad de su oficio. De este modo, entre cientos de almohadillas instaladas en el Pabellón, trabajaba en una esquina un pequeño mundillo, adquirido a un restaurador por su dueña, que nos mostró una faceta más del amplio mundo del encaje. El mundillo es un instrumento de madera utilizado para hacer encaje de bolillos que consta de dos almohadillas: una cilíndrica que gira (sobre la que se ponía el picado sujeto con alfileres) y otra almohadilla sobre la que reposa la labor. Generalmente tiene también un cajón en el que la encajera guardaba los hilos, los alfileres, los picados e incluso los bolillos.