La fiesta de la Inmaculada Concepción ha vuelto a recuperar su espacio en el calendario litúrgico local tras las limitaciones impuestas por el coronavirus en diciembre del 2020, donde la celebración se ciñó al espacio del templo parroquial, eliminando el desfile procesional que con tanto interés se había vuelto a recuperar el año 2018.
Tras la celebración del triduo los días previos y de la cuidada y elegante vigilia de la Inmaculada en la noche del martes, todo ello en el templo parroquial, Membrilla se preparaba para vivir el día 8 de diciembre, antaño día grande en la localidad e incluso a nivel nacional, albergando una fecha tan especial como el Día de la Madre hasta 1965 y, a nivel social, como puerta oficiosa de la llegada del invierno a la vida local.
Al término de la eucaristía, presidida por el párroco Raúl López de Toro, y pese a la amenaza de lluvia, que se hizo presente durante el recorrido, la festividad del 2021 cumplía con su carga simbólica: era la primera procesión en nuestra localidad tras dos años de ausencia de cortejos religiosos, al menos oficiales, en las calles de Membrilla. Una procesión en la que participaron las hermandades y cofradías marianas de Membrilla, con el acompañamiento musical de la Agrupación de San Juan Evangelista, y que vivió otro momento simbólico con el “saludo” especial de la imagen al paso por el Monasterio de las Concepcionistas Franciscanas, cuna de la devoción local a esta advocación y hogar habitual de la Inmaculada que procesionaba.