“Con corazón de padre: así José amó a Jesús, llamado en los cuatro Evangelios «el hijo de José»” (Patris Corde, papa Francisco)
Desde el pasado 8 de diciembre del 2020, la Iglesia conmemora el Año de San José y así nos lo señalaba el papa Francisco en su Carta Apostólica Patris Corde, Corazón de Padre, con motivo de la celebración del 150 Aniversario de la declaración de San José como Patrono de la Iglesia Universal. Son así estos Desposorios del año 2021 una celebración especial, pese a las tristes limitaciones, en la que la figura del carpintero de Nazaret cobra una singular relevancia. No es sólo un desposorio, un contrato de casamiento; es la consciencia de un futuro cercano en el que será “padre de corazón”. Y de hecho, la figura de San José acompañado de su hijo Jesús también formó parte importante de la historia iconográfica de nuestras patronales, con mayor o menor fortuna.
Es cierto que el culto a san José, pese a existir en las comunidades cristianas egipcias del siglo IV, no se desarrolló en occidente hasta muy tarde, con pinceladas que aparecen en los siglos X y XI. Serán los carmelitas quienes importasen su culto desde oriente, sobre todo a partir del siglo XIV. Y serán sus Desposorios con María una de las principales vías por las que su devoción cobró mayor popularidad vinculado al trabajo de Gerson por instituir una fiesta en honor a San José, para la que compuso su Oficio de los Esponsales de María y José.
Sin embargo, a Membrilla llegará mucho antes: La cristianización talaverana de la fiesta romana de Las Mondas, que celebraba la boda de Proserpina y Plutón enmarcada en el culto a Ceres, comienza a dedicar en el visigodo siglo VII los ritos, ya considerados paganos, a la advocación de los Desposorios de María y José. Fiesta silenciada durante el periodo musulmán y recuperada en el siglo XI tras la reconquista de Talavera por Alfonso XI.
En torno al año 1212, el Capitán Meléndez Arias tomó el Castillo del Tocón a manos de los árabes y estableció el culto a María Santísima como gratitud a los favores recibidos en la batalla por mediación de la Señora. De su tierra natal, Talavera, trajo a Membrilla la fiesta de los Desposorios que desde el siglo XIII se convirtieron en las fiestas patronales de la localidad.
El hecho de que la fiesta celebre los desposorios de María con José impone la escenificación de este compromiso con la presencia de ambos contrayentes, por lo que la figura del Santo acompañará a la de María en las celebraciones populares aunque se desconoce cuándo se inicia esta tradición en Membrilla puesto que el culto original siempre se dedicó a la imagen de la Virgen ubicada en el Castillo del Tocón.
No existen fuentes documentales que citen a San José acompañando a la imagen de Ntra. Sra. del Espino. Durante el siglo XV y XVI son constantes las referencias a la celebración de la fiesta y posteriormente las Relaciones Topográficas describirán cómo el primer domingo de mayo se saca en procesión la imagen de Nuestra Señora y la llevan a una iglesia que estaba cerca y allí se celebran los desposorios de Nuestra Señora. Pero en ningún caso se cita la presencia de la imagen de San José.
Los primeros datos sobre la figura de San José acompañando a la Virgen del Espino en los Desposorios datan de finales del siglo XIX y principios del XX. En el altar mayor de la Capilla de Santa Teresa, en la Iglesia Parroquial de Santiago el Mayor, había una imagen de San José con un Niño Jesús “de quita y pon”. Para la celebración de los Desposorios se le quitaba al Niño y San José acompañaba a la Virgen del Espino en sus festejos. La imagen desapareció durante el incendio de la parroquia del año 36.
Tras la Guerra Civil y la restauración del templo, D. Juan Medrano y su mujer regalan una nueva imagen de San José con Niño que volvió a presidir el altar de la capilla sur de la parroquia. San José viste túnica y manto y porta en su mano izquierda la vara florida. De su mano derecha lleva a Jesús Niño, con los tres poderes y un crucifijo en la mano derecha. Pero esta vez no existía la posibilidad de separar ambas tallas, con lo que San José procesionaba en andas durante la fiesta de los Desposorios con el Niño Jesús de la mano. Las burlas de vecinos propios y sobre todo de localidades vecinas en torno al hecho de que María y José se casasen llevando ya a un niño criado, generaron la necesidad de cambiar la talla de San José por otra sin Niño. Mientras, la Patrona comenzó a desfilar de nuevo sola en sus Desposorios.
Será en los años 60 cuando el párroco Joaquín Moreno Chocano impulse la adquisición de una nueva talla de San José, esta vez en su faceta de carpintero. La imagen, de un metro escaso de altura, representa a un joven Patriarca vestido con túnica. En su mano izquierda lleva una sierra de carpintero y en su mano derecha un martillo. De nuevo las burlas y las críticas hacia la nueva escultura, que quedaba demasiado pequeña al lado de la majestuosa imagen de la Patrona, obligarán a su retirada a los pocos años. La talla se guardó en la sacristía de la ermita del Espino y tras las restauraciones del nuevo milenio acabaría ubicada en el camarín.
La Virgen del Espino celebraría sola los siguientes Desposorios hasta que el año 1989 vuelve a recuperarse la tradición de un San José-novio que va a esperar la Virgen del Espino a la ermita y la acompaña hasta la parroquia, donde se celebrarán los desposorios. La Cofradía de la Virgen adquiere una nueva talla en madera policromada de San José, portando la vara florida en la izquierda, que acompaña desde entonces a la imagen de la Virgen durante la celebración de las fiestas. Sin embargo, la imagen siguió sin escapar a nuevas polémicas sobre su figura y la “curiosa” posición de su mano derecha, demasiado "amanerada" para algunas mentes, que obligaron a realizar algunas modificaciones en la talla.
La imagen se guardaba en una hornacina de la nave central de la ermita, cerca del coro. Tras la restauración de la ermita del año 2009, la imagen de San José se sitúa junto a la de la Virgen del Espino sobre un pequeño pedestal de madera en el altar mayor.
Días previos a la Bajada de la Virgen, la imagen de San José se lleva hasta la iglesia parroquial, un traslado que se realizaba de manera "privada" durante estos años y que en el 2018 adquirirá una mayor importancia con la llegada de la nueva Junta Directiva de la Cofradía. El lunes previo a la Bajada, la imagen de San José se trasladará de manera oficial desde la ermita a la parroquia en un sencillo cortejo de carácter público. Y todo ello para cumplimentar el protocolo de una boda al más puro estilo manchego: el novio acudirá el jueves de la Bajada hasta la casa de la novia, la ermita del Espino, -rodeado de música, guardia de honor, padrinos e invitados-, para recoger a María y acompañarla hasta la iglesia parroquial, donde se celebrarán los Desposorios al cabo de dos domingos. - Fdez. Megías.