Membrilla culminó este domingo las celebraciones en torno a la figura de San Antonio Abad con el acto más popular de la fiesta: la procesión con la imagen del santo viejo acompañado por un numeroso cortejo de vecinos con sus mascotas y caballerías.
Tras el encendido de la centenaria hoguera en la noche del sábado, que cada año congrega a más vecinos sobre todo en las primeras horas, la hermandad local de san Antón arrancaba el domingo su particular fiesta para los hermanos con un desayuno a base de migas en las instalaciones del Pabellón del Espino. Hasta ese pabellón se desplazaba más tarde la Asociación Musical Maestro Emilio Cano para recoger a los miembros de la Junta Directiva, presidida por David Villahermosa, y acompañarlos hasta la iglesia parroquial de Santiago el Mayor para celebrar la eucaristía en honor al santo, cuya imagen ha presidido durante toda la semana el altar mayor.
Raúl López de Toro, párroco de Membrilla, recordó en su homilía la biografía de san Antón, subrayando en una segunda parte la importancia del papel de los animales en el seno de la iglesia. Utilizó la filosofía de Karol Wojtyla, que en su libro «Amor y responsabilidad», escrito antes de ser elegido Papa, determina que la principal diferencia entre el hombre y los animales no es la inteligencia, sino la interioridad del hombre, su conciencia espiritual. A las palabras del papa que llegó a intuir un alma en los animales al afirmar que “poseen un soplo vital recibido por Dios", el párroco sumó la doctrina oficial de la iglesia respecto a los animales, recogida en el Catecismo sobre la base de que el séptimo mandamiento exige el respeto de la integridad de la creación. Así “los animales están naturalmente destinados al bien común de la humanidad pasada, presente y futura” y su uso no puede ser separado de las exigencias morales en tanto que el dominio no es absoluto; “está regulado por el cuidado de la calidad de la vida del prójimo incluyendo la de las generaciones venideras; exige un respeto religioso de la integridad de la creación.” Siguiendo el mismo Catecismo, el párroco destacó la visión ecologista de los cristianos, recordó la legitimidad de servirse de los animales pero rechazó tanto hacerles sufrir inútilmente y sacrificar sin necesidad sus vidas como invertir en ellos sumas que podrían destinarse a remediar la miseria de los hombres.
López de Toro concluyó su intervención denunciando los experimentos con fetos humanos y la manipulación genética del hombre, la preocupación de algunos por los derechos de los animales antes que por salvaguardar la vida de los seres humanos y la postura de los políticos que promueven la defensa de los animales al tiempo que defienden el aborto.
Al término de la Eucaristía, el párroco procedió a impartir la bendición a los animales congregados en la portada sur del templo. Bajo las notas de la Asociación Musical Maestro Emilio Cano y precedida por el desfile de las mascotas más pequeñas, partió la procesión por el recorrido habitual. A la llegada a la plaza del Azafranal, el cortejo siguió el antiguo protocolo de detener la marcha para que las caballerías pasen tres veces ante la imagen del Santo, dando para ello tres vueltas al triangulo formado por las calles García Lorca, San Miguel y Mayor.
La fiesta de san Antón, marcada este año por temperaturas primaverales y una gran afluencia de vecinos en las calles, concluyó con el agasajo a los hermanos en el pabellón del Espino, donde no faltaron los tradicionales mantecados, símbolo gastronómico de la celebración.