El sermón de la Soledad y la procesión de la Virgen de los Dolores dieron inicio el pasado Viernes a la Semana Santa de Membrilla, cerrando el Septenario de la Virgen que se había venido celebrando en la parroquia desde el pasado día 12 de marzo.
Como viene siendo habitual en los años anteriores, y pese a la incipiente amenaza de lluvia, los vecinos de Membrilla llenaron el templo de Santiago el Mayor para asistir al Sermón de la Soledad.
El párroco Raúl López de Toro realizó una bella reflexión en torno al verdadero sentido de la relación de los fieles con la advocación popular de “los Dolores” en María. Tras desgranar los Siete Dolores de la Virgen, incidiendo en algunos elementos simbólicos que acompañan nuestra talla de la Virgen, el párroco invitó a los vecinos a acercarse a esta advocación desde tres premisas básicas: contemplar, acompañar y aliviar los Dolores de María. Entendiendo el verdadero y terrible alcance del dolor; estando al lado del que sufre, que es más que una simple ayuda; aliviando, que no curando, porque el dolor es tan intenso que no desaparece. Una máxima que, sobre todo, debe proyectarse en la actitud cristiana ante los “dolores” que nos rodean, en una visión actualizada y real del verdadero compromiso cristiano.
Tras el Sermón, se desarrolló la procesión de la imagen de la Virgen de los Dolores, titular de la Hermandad de Jesús Nazareno Yacente y Virgen de los Dolores. La talla, una de las más bellas de la Semana Santa local, procesionó sobre su carroza acompañada de numerosos fieles portando velas y seguida por autoridades religiosas y civiles y representantes de las seis hermandades de Pasión de la localidad..
El acompañamiento musical estuvo a cargo en esta ocasión de la joven Banda de Cornetas y Tambores Jesús Nazareno, que precedió a la imagen por las calles de Membrilla en una espléndida oración de música al estilo más sevillano, dejando para el recuerdo momentos brillantes como una gran marcha “A esta es!” interpretada en el entorno de la ermita de San Mateo.
Tras el recorrido de costumbre y arropada por las notas de la Marcha Real, la imagen de la Virgen de los Dolores regresó al templo parroquial desde donde será trasladada hasta la ermita de la Soledad, en el entorno de San Miguel, donde permanecerá hasta la próxima Semana Santa.