Amadeo Puebla será el encargado de impartir la Charla coloquio de Manos Unidas en el transcurso de la cual también se presentará la nueva campaña solidaria de la ONG española. Tendrá lugar el 4 de marzo, a las 20 horas, en el Casino Manchego.
Amadeo Puebla Rodríguez, natural de Torralba de Calatrava, tras unos años de sacerdocio en la diócesis provincial destinado en diferentes localidades de la comarca de Almadén, ha sido misionero del Instituto Español de Misiones Extranjeras (IEME) en Barahona, República Dominicana, en la frontera con Haití. Una experiencia misionera de la que dará testimonio durante el encuentro con los vecinos de Membrilla y que el propio sacerdote resumió así en una misiva:
“Años felices, llenos de vivencias que no son experiencias ocasionales y pasajeras que sólo marcan un compás de la partitura de la vida, cuando de lo que se trata es que hagan de tu vida y del Mensaje de Dios a sus hijos una sinfonía llena de ritmos variados: andante, vivace, presto, prestissimo y, por supuesto, allegro, pero siempre contando con los silencios. Qué suerte poder compartir y acompañar, que es muy diferente a ayudar, a todos esos hijos e hijas de Dios que tienen en su gran mayoría hambre real de Él. Siempre recuerdo aquella frase que decía que “lo único que se necesita para que triunfe el mal es que los hombres buenos no hagan nada”. Me dejé hacer, y me mandaron a Barahona, lejos, lejísimos de Punta Cana y Bávaro, y muy cerca de Haití, a una parroquia llamada del Perpetuo Socorro.
Allí los años han pasado sin darme cuenta. Quizás por la intensidad de vida que se tiene en el día a día y también porque cuando uno hace lo que debe y gusta, el tiempo corre rápido. Años con alegrías y decepciones, con frustraciones y realizaciones, tiempo de Dios, y es que como digo en muchas ocasiones hay que tener caridad de vida en vez de calidad de vida. La Palabra de Dios fue el centro de mis inquietudes y trabajo. Es esa Palabra y no otras palabras la que realmente hace inquietar a las personas desde su intimidad y realiza el milagro de la conversión y la comunidad, el milagro del encuentro personal-comunitario y el compromiso por el Reino. Surgen algunas comunidades eclesiales de base, laical, débiles pero con entusiasmo, y se trabajan algunos proyectos de educación, alimentación, medicina, sociales, todo con esa esencia ‘en Aquel que nos conforta’, en la celebración de la fe en comunidad, en la formación sistemática y desde la alegría del Evangelio. Así años y años que pasan y quedan, como decía la canción de ‘todo pasa y todo queda’.”