El pasado sábado 21 de noviembre, un numeroso grupo de 68 niños de Membrilla, de edades comprendidas de 9 a 13 años, partía hacía Alcázar de San Juan para celebrar el VII Encuentro de Infancia Misionera. Estuvieron acompañados de nuestro párroco D. Raúl López de Toro, Raúl, el seminarista que está este año con nosotros, padres, miembros de Misiones, jóvenes voluntarios de la parroquia y algunas catequistas. Todos llenos de alegría e ilusión.
El lema de este VII Encuentro de Infancia Misionera fue la palabra ¡GRACIAS!
Estos encuentros reúnen a miles de niños de toda la provincia en un pueblo diferente cada año con el objetivo de transmitir a los niños el importante trabajo de los misioneros y cómo son capaces de llevar a Dios por el mundo, transmitiendo el Evangelio.
Al llegar a Alcázar de San Juan, nos repartieron una mochila amarilla, que iba a ser el color de nuestro continente, en nuestro caso nos tocó Asia, para poder hacer grupos de trabajo.
Después nos fuimos a la Plaza de España donde nos recibieron con canciones y bailes. Luego fuimos participando en talleres por las iglesias de Santa María, Santa Quiteria, Santísima Trinidad y el colegio Jesús Ruiz donde se trabajó la importancia de la Oración, confeccionamos la palabra “Gracias” (que después presidiría el altar) y realizamos juegos, bailes, canciones... Además tuvimos la suerte de poder escuchar la experiencia y el testimonio de dos misioneros: Amadeo y Carlos.
Nos reunimos otra vez todos los niños, este años más de dos mil, en el polideportivo para comer al aire libre.
Para finalizar el VII Encuentro nos congregamos en el pabellón Antonio Díaz-Miguel sobre las 16 horas para celebrar el acto más importante del día, la Eucaristía, que estuvo presidida por nuestro obispo D. Antonio Algora y un gran número de sacerdotes.
Durante la Eucaristía, en el altar, destacó la palabra “GRACIAS”, lema de este encuentro organizado por el grupo de Misiones Ciudad Real, al igual que la palabra de nuestro obispo “¡GRACIAS!, por tener fe y conocer a Jesucristo y por amar a los demás con el amor de Dios”.
Fue impresionante y a la vez emotivo ver como todos los chicos participaban en los bailes, canciones y el silencio que allí había aunque estábamos alrededor de dos mil doscientas personas.
Y si iban contentos e ilusionados nuestros niños a Alcázar de San Juan, al regreso venían mucho más, de lo bien que se lo habían pasado y para el año que viene volver a repetir.
Pasamos un buen día de convivencia y nos trajimos consigo un importante mensaje. Fue una experiencia inolvidable.