Membrilla celebra un año más la fiesta de la Virgen del Carmen

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Los vecinos de Membrilla se sumaron un año más a la celebración de la fiesta de Nuestra Señora del Monte Carmelo, conocida popularmente como Virgen del Carmen, que se ha desarrollado durante esta semana en nuestra localidad. De un modo sencillo, la Hermandad de la Virgen del Carmen de Membrilla ha preparado un programa de actos compuesto  por un  triduo religioso en la Parroquia que comenzó el pasado lunes 13. El día 16, festividad de la Virgen del Carmen, tuvo lugar una eucaristía en su honor en el mismo templo parroquial oficiada por el párroco Luis Sevilla.

El culto a la Virgen del Carmen en Membrilla es tan antiguo como el mismo culto a esta advocación mariana en nuestro país, datado entre los siglos XIII y XIV. La propia imagen de la Virgen del Carmen es la más antigua de nuestra localidad. Es una talla barroca original del siglo XVIII que, afortunadamente, no se perdió en el incendio de la iglesia de 1936, sobreviviendo a la Guerra Civil. Fue restaurada hace unos años por las monjas Mínimas de Daimiel.

 En la actualidad, su culto está organizado por la Hermandad de la Virgen del Carmen de Membrilla, que cuenta con 118 hermanos, y está dirigida por una junta directiva de seis miembros, presidida por Elisa Ruíz.

El carácter humilde de estas hermandades en Membrilla hace más difícil su lucha por la permanencia y la conservación del culto en nuestra localidad, algo por lo que está trabajando esta junta directiva. La cuota anual de los hermanos es de dos euros, que se destina al mantenimiento de sus actividades religiosas centradas en estos días del mes de julio. Además, desde la hermandad se ofrecen misas por los hermanos fallecidos todos los días 16 del mes,  además de ofrecer una particular para cada uno de los hermanos tras su fallecimiento.

La fiesta del 2015 ha estado enmarcada por la celebración del Año Jubilar Teresiano. No olvidemos que Santa Teresa de Jesús pertenecía a la Orden de Nuestra Señora del Monte Carmelo (o carmelitas), siendo autora de una importante reforma de la que surgieron las Carmelitas Descalzas.

El culto a la Virgen del Carmen




Desde muchos siglos antes de Cristo, según atestiguan los escritos filosóficos y bíblicos, el Monte Carmelo (Israel) fue considerado como un lugar santo, especialmente vinculado a las figuras de los profetas Elías y Eliseo. Sus valles y  cuevas estuvieron pobladas por eremitas.
 
En el siglo XII, un grupo de devotos de Tierra Santa seguidores de estos profetas,  se instalaron en ese valle y escogieron como patrona a la Virgen María. En la cumbre del monte construyeron la primera iglesia dedicada a Santa María del Monte Carmelo. Estos religiosos se llamaron Hermanos de Santa María del Monte Carmelo, y pasaron a Europa en el siglo XIII con los Cruzados. Fueron la cuna de la Orden de los Carmelitas y su devoción a la Virgen permitió que naciera una nueva advocación: Nuestra Señora del Carmen.

Su regla fue aprobada por Inocencio IV en 1245. Era su general San Simón Stock, al que la Virgen María se pareció un 16 de julio de 1251, entregándole el hábito y el Santo Escapulario que sería su signo distintivo. Uno de los ejes principales de la devoción carmelitana, además de la esperanza en la protección maternal de María, se basa en un gran privilegio: La promesa de la Virgen a Stock de preservación o exención del infierno para cuantos mueren revestidos con el Escapulario.

Se completa con el privilegio Sabatino para sus cofrades,   promulgado por Juan XXII en la Bula Sabatina (3 de Marzo de 1322): el sábado siguiente a la muerte de los cofrades carmelitas, la Virgen del Carmen los libra del purgatorio  y los introduce en el Paraíso.
 

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