Las organizaciones agrarias ASAJA y COAG-IR de Ciudad Real han expresado su preocupación ante el aumento de la inseguridad en el campo, lo que está tensionando a los agricultores que se están planteando crear patrullas para vigilar las explotaciones agrarias, ante la escasa respuesta de los Cuerpos de Seguridad del Estado por falta de medios.
La falta de resultados ante las denuncias hace que un día sí y al otro también haya que lamentar robos de cosechas y animales, transformadores, cables de alta y baja tensión, placas solares, instalaciones eléctricas, equipos de riego, maquinaria y todo lo susceptible de ser revendido.
Además, tanto el secretario provincial de ASAJA Ciudad Real, Florencio Rodríguez, como el secretario regional de COAG-IR en Castilla-La Mancha, Alfonso Marín, han destacado la impunidad con la que actúan los ladrones, lo que ha multiplicado el número de robos, especialmente en los últimos meses.
Los agricultores lamentan la escasa vigilancia y la desatención por parte de las fuerzas del orden, pues, ante la falta de medios tanto humanos como materiales, ni la Guardia Civil en su ámbito de actuación, ni la Policía Nacional en los municipios mayores en las que ésta tiene competencias, llegan a resolver este problema.
Ante esta realidad, que en reiteradas ocasiones ha sido trasladada a la Subdelegación del Gobierno en Ciudad Real y al delegado del Gobierno en Castilla-La Mancha, los dirigentes agrarios han explicado que los agricultores no pueden aguantar más el saqueo y los cuantiosos destrozos, como los registrados en la madrugada del miércoles al jueves en el término municipal de Manzanares, que afectaron a una superficie cercana a las 100 hectáreas de viñedo o el robo de cabezas de ganado en San Carlos del Valle, la pasada semana.
Los hechos acaecidos en Manzanares son preocupantes, pues los múltiples destrozos provocaron numerosos daños y fueron realizados durante horas, lo que denota la indefensión y total falta de seguridad que se vive en el campo.
Ante esta insostenible realidad, agricultores y ganaderos se encuentran en situación de desamparo y no cuentan con medios para evitar estos robos que causan cuantiosas pérdidas económicas y graves daños a las explotaciones, por lo que están planteándose realizar el trabajo que deberían desempeñar las fuerzas del orden ellos mismos.