Este domingo nuestros atletas populares se desplazaron hasta Alcázar de San Juan para disputar la XXIV carrera popular “El Porvenir” en la que el tiempo respetó a los atletas y ellos nos brindaron una vez más lo mejor de sí mismos aunque también hubo anécdotas.
El primero en cruzar la línea de meta fue Joaquín Lozano con un tiempo de 46´39 y tras él pasaron María José Cano, que fue la primera de su categoría con 49´11, Narciso Arroyo con 49´29 y Manoli Ruiz acompañada de Manuel Jiménez durante toda la carrera. Pararon el crono en 49´33 siendo Manoli la segunda de su categoría después de Mari Jose. Poco después entró Alfonso Bellón con 49´47.
Después en el siguiente orden:
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Francisco Muñoz: 52´14
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Tomás Bautista-Cerro: 53´14
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Ascensión Cano y Antonio Martín: 53´27 (siendo Ascensión segunda de las suyas).
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Antonio Moraleda: 54´52
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Ángel Pardilla: 56´55
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Antonio Villalta: 59´03
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Mateo Paz: 59´09
Y ahora es cuando viene la gran sorpresa:
Víctor Rodríguez tras un sprint adelanta a Juan Carlos Luna (que venía sin entrenar) en el mismo arco de la meta parando el crono ambos en 59´15. ¿¿¿Y qué hace Víctor llegando ahora??? Seguro que es lo que os acabáis de preguntar. Pues es tan sencillo como que nuestro joven atleta tuvo un nuevo infortunio (y ya van unos cuantos) con el recorrido de la prueba. Por lo visto cuando iba a terminar no vio el desvío hacia la meta (por la que no se pasa hasta el final de la prueba a pesar de dar dos vueltas) y cuando quiso darse cuenta se encontraba dando ya una tercera vuelta innecesaria que ya puestos quiso terminar. Pero no fue el único, porque a nuestro moraleño Joaquín Tercero le pasó algo parecido y terminó la carrera en una hora y 16 minutos siendo el último de nuestro club habiendo ido todo el tiempo segundo detrás de Víctor.
Aparte de él, los últimos en llegar fueron:
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Francisco Arias que tardó una hora y 55 segundos
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José Carlos Palomo con 1´03´26
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Andrés Bellón con 1´07´16
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Luis Díaz con 1´09´29
Y así concluyó una mañana más de deporte popular que nos dejó esa curiosa anécdota por partida doble y que esperemos no se vuelva a repetir, más que nada por el propio bien de ellos.