El belén municipal de Membrilla vuelve a recibir a los vecinos y visitantes instalado en las dependencias de la Cámara Agraria de la localidad y lo hace, un año más, gracias al trabajo desinteresado de un pequeño grupo de grandes y generosos belenistas locales.
Lo que comenzó en apenas unos metros de la sala capitular de la iglesia de Santiago el Mayor en el 2019, se ha convertido en un completo montaje que este año ocupa más de 50 metros cuadrados de extensión en un recorrido iconográfico a través de los cuatro escenarios básicos del belén tradicional: Nazaret, Belén, Jerusalén y Egipto.
Y, como gran novedad del 2023, la incorporación de una de las escenas belenistas más deseada por los promotores del montaje: los Desposorios de María y José, un episodio habitual en el recorrido cronológico que los belenes proponen en torno al Nacimiento de Jesús. Pero, dada la intensa vinculación con Membrilla, donde los Desposorios son desde hace ocho siglos las fiestas patronales en honor a la Virgen del Espino, se trataba de una adquisición de gran simbolismo emocional y devocional para los vecinos de la población.
El acontecimiento, basado en textos apócrifos, narra los esponsales entre la joven María y José ante un escribano, que extendía ante dos testigos el ketuba, el contrato de matrimonio, en una ceremonia en la que solía intercambiarse también un anillo. En esta ocasión, los belenistas locales han elegido como testigos a dos personajes singulares: Santa Ana y San Joaquín, los padres de María. También han hecho un guiño a las fiestas locales de los Desposorios, preparando en una dependencia anexa del edificio un “agasajo” vinculado a los gustos de la época. De este episodio de los Desposorios surgirá también el simbolismo de la vara florida de San José, que porta unos metros más adelante, en el Nacimiento mismo de Jesús en el portal.
El belén de Membrilla continúa en su recorrido por las escenas tradicionales: Anunciación de la Virgen, llegada a Belén, Nacimiento, Anunciación a los pastores, los Magos de Oriente, Huida a Egipto… Enmarcadas todas en un complejo entramado de escenas costumbristas en las que los belenistas buscan siempre la mayor fidelidad al momento histórico de los hechos, cuidando con mimo cada detalle en las construcciones y en los usos, en el marco geográfico, cultural y social. Algún guiño a la tierra manchega siempre se escapa, con cariño, en esos panes de cruz, en esas damajuanas talladas con precisión…
Porque, por si había alguna duda, el belén es una obra completamente artesanal en la que sólo se adquieren algunos elementos concretos y las figuras humanas: costosas piezas de barro entelado que suelen absorber la subvención municipal que reciben cada año los belenistas. Del resto se encargan ellos: construir y pintar casas, palacios, escenarios, pueblos y poblados nómadas; vegetaciones y paisajes. De ahí han nacido algunas de las novedades de este 2023: la noria, el molino, el palacio-templo de Herodes, el lavadero… Y un hándicap que se marcaron desde los primeros compases de esta aventura: cambiar cada año la escenografía del Nacimiento, hacer cada Navidad un portal distinto para acoger a la Sagrada Familia.
Para ello emplean horas y horas y horas de su escaso tiempo libre en un proceso constructivo que arranca tras la fiesta de San Antón y que se extiende a lo largo del año en un complejo estudio de perspectivas y volúmenes, escenografías y proporciones, nuevas incorporaciones, embocaduras y celajes, planos e ideas originales. Un tiempo en el que no falta la asistencia a cursos y encuentros con el belenismo nacional más puntero.
Y esa es justo la mirada con la que hay que mirar el belén municipal de Membrilla. Nos gusta. Es algo hermoso. Es extraordinario. Crece cada año. Mejora cada edición. Nos ofrece un mensaje visual claro y sencillo sobre el Nacimiento. Pero no deja de ser lo externo. Hay un valor intrínseco más: detrás de cada centímetro están las manos generosas de este pequeño grupo de vecinos que nos regalan algo muy bonito cada Navidad.
Por eso, Román Bellón, Pauli Taviro, Alfonsi Navarro, Rosa Márquez, Pedro Ramírez, GRACIAS.