A las puertas de la celebración de Santa Cecilia, patrona de la música, las dos bandas de la localidad rindieron el mejor homenaje posible a la cultura local: la unión, de nuevo, de la Banda de Música Virgen del Espino y de la Asociación Musical Maestro Emilio Cano, esta vez para celebrar juntos la fecha más especial del año para los músicos.
Y si importante es la fiesta, no podía ser menos especial el formato elegido: la recuperación de un concierto previsto para antes de la pandemia, pero que en marzo del 2020 tuvo que ser aplazado sine die a espera de tiempos más apropiados. Un concierto extraordinario en su contenido, -una selección de piezas compuestas por uno de los mejores autores de la actualidad bandística -, y también por su ejecución: las dos bandas unidas bajo la batuta del propio autor de la música, José Alberto Pina.
No se corre nunca el riesgo de repetirse cuando se advierte de la importancia de asistir a este tipo de concierto en directo. Ya lo recordábamos en el previo: “Hay algo que no puede percibirse a través de una pantalla de móvil o televisión, ni en matices ni en sentimiento: la fuerza del directo de más de ochenta músicos de Membrilla compartiendo escenario bajo la batuta de uno de los compositores y directores más importantes de a nivel internacional”.
Y eso es lo que pudieron comprobar en el Pabellón del Espino las más de cuatrocientas personas que quisieron vivir de modo presencial uno de los mejores conciertos que se han escuchado en Membrilla.
Sorprendente y espectacular, “brillante y fresca”, la pieza Steel Overture que abría el evento musical.
Sobrecogedor el efecto logrado con Dunkirk, homenaje del autor a la Operación Dinamo, el solidario y épico rescate de más de 300.000 soldados aliados acorralados por los nazis en la playa francesa de Dunkerque, en el transcurso de la II Guerra Mundial. Una interpretación que emocionó al público, algunos incluso hasta las lágrimas, y que estuvo acompañada por una proyección de imágenes reales e inéditas de la operación.
El Pabellón del Espino tembló bajo el rugido del volcán Vesubio en su avance hacia la ciudad de Pompeya, sintiendo la fuerza de la destrucción y el terror de la huida de la mano de los metales y la percusión de la gran banda de música interpretando Pompeii, composición que daba nombre al concierto.
Para finalizar, un acercamiento a las últimas novedades compositivas con Sajelbon (Noblejas al revés), un tratamiento híbrido de las nuevas tecnologías y sonido electrónico más banda de música, hiladas a través de un leitmotiv.
Una velada espectacular donde el aplauso de cerca de quinientas personas puestas en pie fue el mejor homenaje a los músicos de nuestras dos bandas y a Santa Cecilia.