En marzo del 2020 numerosos vecinos y vecinas de Membrilla teníamos en el bolsillo las entradas para disfrutar de la obra Entre Mujeres, de Santiago Moncada, una interesante propuesta del grupo local Amigos del Teatro que vería la luz los días 13 y 14, en la Casa de Cultura de la localidad. Pero, en cambio, ese mismo fin de semana asistiríamos a otro estreno muy diferente y casi inesperado: el Gobierno decretaba el estado de alarma para intentar frenar una ola de coronavirus que se nos había metido hasta la cocina sin darnos apenas cuenta.
Las consecuencias sanitarias fueron dramáticas y, como uno de los muchos daños colaterales, para la vida cultural fueron demoledoras, suponiendo una bajada del telón drástica en la localidad. El tiempo pasa y sin saber cómo, hemos llegado al 27 de marzo, Día Internacional del Teatro. Membrilla, una población de apenas seis mil habitantes que se enorgullecía de sus seis grupos teatrales, acaba de superar un año sin teatro sobre sus escenarios.
La situación la describe Lola Jiménez, una de las actrices de Amigos del Teatro, el grupo al que el coronavirus sorprendió entre bambalinas: “Es una pena que con los grupos de teatro que había, con las obras que se representaban a lo largo del año, Membrilla esté así como estamos; pero es lo que hay y sobre todo hay que tener mucho cuidado y prudencia.” Los Amigos del Teatro están deseando estrenar su Entre mujeres, pero precisamente por esa prudencia prefieren esperar un tiempo, con la mirada puesta en una vacunación más generalizada. Nos cuenta Lola que, a veces, tras acabar un proyecto, se veían tentados de dejarlo y descansar, pero sobre todo el fin benéfico de todas sus representaciones les seguía empujando a iniciar un nuevo montaje teatral. Porque ese es el sello distintivo de este grupo: la taquilla se destina a un fin social, Manos Unidas en el 2020. Ahora que el coronavirus les ha obligado a tomarse ese descanso, los Amigos del Teatro están deseando representar al fin su último proyecto en Membrilla y en Manzanares y después “seguro que otra cosa saldrá.”
La pandemia ha acentuado algo de lo que ya eran conscientes, aunque menos: el peso del factor humano en esto de la farándula. A pesar de ser un grupo muy heterogéneo, sobre todo por la diferencia de edad, están deseando volver a reunirse, volver a verse “para pasar un rato agradable frente a un café o una cerveza.” Actividades ajenas al escenario que ahora han cobrado un valor incalculable.
A escasos 20 días del estreno se quedó también uno de los grupos más jóvenes del panorama teatral de la localidad: Las andanzas de don Félix. Venía de hacer doblete con Cuentos del pasado, un montaje en colaboración con el grupo Tuno´s y estaban deseando estrenar su nueva aventura en solitario. Su director Antonio Márquez, nos habla de los sentimientos del elenco durante este año de telones bajados: "Han sido, imagino, idénticos a los de la sociedad en general, a los de todas las personas que han visto paralizada su situación personal, familiar, laboral, social y en este caso cultural: impotencia y frustración pero a la vez mucho ánimo, esperanza e ilusión por retomar."
"Sabemos que hay una campaña que aboga por la cultura actual segura pero el sentimiento de responsabilidad y el temor por complicar la situación nos mantiene en espera, considerando que lo nuestro es una afición y no dependemos económicamente de ello. Pero entendemos que es el medio de vida de mucha gente y en ese sentido apelamos por el consumo de cultura (ya sea presencial, con todas las medidas preventivas, o virtual) pero el sector profesional debe seguir trabajando por nosotros, porque es su estilo de vida personal y laboral, y necesario para la sociedad a nivel anímico y emocional, en esta excepcional y atípica situación que nos acontece."
Los actores de Las Andanzas de don Félix están expectantes. Reconocen que el virus "nos ha dejado una situación muy complicada, un compendio de sensaciones, emociones..." Por eso, y respetando las decisiones de todo el mundo, "por ahora nosotros lo tenemos todo paralizado y retomaremos cuando se pueda el proyecto que hemos dejado. Tuvimos que parar nuestra actividad justo un mes antes de estrenar. Teníamos la obra en el horno metida, hemos parado ese horno y cuando haya remitido la pandemia, le daremos un último calentón a la obra y, si podemos, estrenaremos."
El Grupo Cultural El Galán de la Membrilla, decano de las formaciones teatrales de la localidad, había tenido “mejor suerte” en su periplo del 2020 por las tablas: a principios de febrero el coronavirus parecía algo lejano y pudo estrenarse Ninette y un señor de Murcia, de Mihura. Fue la última representación teatral en la Casa de Cultura.
Y después, toda la actividad del Galán de la Membrilla quedó suspendida: Distinguidos, Pregón de Navidad, Cruz de Mayo... Pese a todo, el "ánimo" entre los que componen el grupo de teatro es bueno, -nos confirman-, y están deseando que pase esto y poder empezar de nuevo. La obra nueva ya está preparada para comenzar a ensayar en cuanto la situación sanitaria lo permita, cuando superemos el coronavirus. Mientras, como el resto de los grupos de la localidad, ya más familia que grupo de teatro, "gracias a las nuevas tecnologías hemos podido mantener el contacto y "animarnos" unos a otros en momentos duros."
Lo mismo les ha ocurrido a los componentes del Grupo de Teatro El Atardecer, vinculado a los mayores de la población. Lo cuenta Pepe Sánchez-Prieto, su director: “Cuando hablo con ellos los noto decaídos. Con la edad, corremos un riesgo mayor de desanimarnos debido a este parón tan grande en nuestra actividad teatral. Va a costar trabajo volver a reengancharnos. O alomejor no, quién sabe. Es difícil encontrar actores de esta edad.” Pero todo será cuestión de tiempo. Al director le encanta “la disponibilidad y la ilusión” de sus compañeros. Al principio de la pandemia “estaban muy tristes y desesperados”. Pero ahora pueden más sus ganas de volver a juntarse, en las tablas y fuera de ellas en comidas y reuniones, porque apenas se han visto en este año de Covid: “Nos daba mucho miedo y respeto.”
Los actores y actrices de El Atardecer habían representado su obra anual en diciembre del 2019, -Taxi, de Ray Cooney-, y marzo les pillaba en proceso de estudio de varios proyectos para ese 2020. Es necesario sopesar bien qué textos se acomodan mejor a las características del elenco y suelen ser los más antiguos, como los de Muñoz Seca, más fáciles para su representación. En estos momentos, el director ya está adaptando una obra “para cuando el virus nos deje”, todo un hándicap porque suele haber más personajes que actores disponibles.
Y, aunque Manantial, el grupo de teatro de las Amas de Casa no había puesto en marcha ningún proyecto para el 2020, tras montajes como Las de Villadiego o Sala de fiestas, la situación sobrevenida del Covid también les afectó en marzo, el mes habitual de su estreno. “La sensación fue malísima”, describe tajante Basi Fernández, una de las actrices amateur más veteranas de esta formación. “Este año sin teatro lo estamos viviendo echándolo mucho de menos. Incluso en whatsapp no dejamos de enviarnos mensajes de ánimo.” Prima el deseo de quedar pronto, como todos, también fuera de las tablas.
La ausencia de actividad les ha dejado no sólo aburridos, sino nostálgicos, tristes, con el pensamiento puesto en todas esas noches de febrero, inmersos en los ensayos finales ante el inminente estreno de marzo, en el marco de la Semana de la Mujer. Incluso afirman haberlo notado a nivel mental, sentirse más olvidadizos incluso: “El teatro nos venía bien para ejercitar la mente. Estábamos repasando textos de octubre a marzo. Y ahora llevamos un año metidos en casa…”
A la Asociación de Cultura y Ocio Los Faranduleros el virus le sorprendió preparando precisamente un homenaje a este Día Mundial del Teatro del 27 de marzo. El grupo seguía trabajando en el aplaudido montaje de El Veredicto, su particular adaptación de la obra Doce hombres sin piedad, bajo la dirección de Cristino de Santiago. El frenazo fue tajante. Lo narra uno de los fundadores del grupo, Ricardo Merino: “La pandemia nos ha descolocado bastante en cuanto a proyectos inminentes y futuros. No hemos podido cumplir con varias representaciones de El Veredicto en al menos cinco poblaciones de la provincia e incluso al menos una de fuera de ella, en Albacete. Así mismo, no hemos podido presentar para la Muestra de Teatro de la Diputación ningún montaje. Para el futuro nuestro director nos ha apuntado varios títulos pero estamos a la espera de que vuelva la normalidad.” Y concluye: “La ausencia de teatro en nuestra localidad durante un año, y los que queden, ha sido nefasta para los grupos locales, especialmente los que están abiertos a participaciones en certámenes y representaciones fuera de la localidad.”
Ricardo recuerda ese interrumpido homenaje local al teatro: “Para el veintisiete de marzo del pasado año, el Día Mundial del Teatro, teníamos montado un acto con la participación de varias personas: Pepe Moraleda, Alicia Jimenez, Amalia Aparicio, Gema Ballesteros, Felipe Torres, Manuela Jiménez… Se iban a entregar por vez primera los Premios Faranduleros a dos personas y este acto quedaría instaurado para el futuro como el acto institucional de Los Faranduleros.”
En su día mundial, un año después, el futuro de esta actividad cultural en Membrilla es todavía incierto, pero de todas las conversaciones se extrae la misma premisa: los actores están tristes y desencantados. Pero deseando volver sobre las tablas a la primera ocasión, ya saben, “cuando el virus nos deje.”
Lo resumen bien los Faranduleros: “De todas formas pensamos QUE AÚN NOS QUEDAN MUCHAS PRIMAVERAS.”
Deseando volver a disfrutar de vuestro trabajo en los escenarios de Membrilla.
Feliz Día del Teatro a todos.