9 de mayo. Parece que han pasado cien años, pero en realidad sólo han sido un par de décadas: Veinte años de suspiros; de los de alegría, de los de derrota, de los de emoción, de los de pesar... Porque en todo este tiempo de lucha y crecimiento ha habido momentos de todo, que veinte años dan para mucho.
Sobre unos firmes cimientos asentados en el convencimiento de que la educación musical en Membrilla tenía que renovarse, adecuándose a las nuevas corrientes formativas, y de que la banda de música tenía que buscar nuevas formas de organización que hiciesen su trabajo más operativo, nació en enero de 1993 el proyecto musical de la Asociación Maestro Emilio Cano. Un ambicioso proyecto edificado sobre ocho pilares básicos que en este último concierto han recibido la mención de Socios de Honor de la AMMEC ("un homenaje pequeño para una labor tan grande"): Emilio Cano Jiménez, Juan Carlos Sánchez-Prieto, Diego Crespo, Luis Ramírez, Jesús Manuel García, José Vicente Villalta y los hermanos Gustavo y Rafael Ramírez.
Y el bebé comenzó a caminar. Las clases se impartían por especialidades en los propios domicilios de los músicos y eran innumerables las limitaciones económicas y materiales. Sin embargo, cinco meses después, con la ayuda de amigos músicos de La Solana y Manzanares, esta joven agrupación pudo ofrecer su primer concierto en el marco de la Semana Cultural de 1993. Era el 9 de mayo y el público premió con aplausos, puesto en pie, el feliz alumbramiento mientras sonaban en la Casa de Cultura los últimos acordes del pasodoble Suspiros de España.
La AMMEC se iba haciendo mayor, no sin problemas. Tuvo también su dura adolescencia, sus "peleillas". Les llamaban la "banda forastera", la "banda de los parvulitos", la "banda internacional". Les dolía "ser tratados como forasteros en el pueblo que les había visto nacer". Pero pasaron el bachiller sin problemas y entraron en la universidad musical de la mano de grandes músicos y dirigidos por tres grandes directores: Juan Carlos Sánchez-Prieto (1993-2006), Emilio Cano (2006-2007) y Gustavo Ramírez (desde 2007). Y por la edad, se supone que ahí es dónde deben continuar hoy, en la universidad de la vida: Formándose, creciendo, innovando, organizando cursos, haciendo amigos, viajando... Comenzaron 8 y hoy ya son 82. Y es que sólo tienen veinte años.
Cumpleaños en familia
Arropada por vecinos y amigos de Membrilla, la Asociación Musical Maestro Emilio Cano quiso celebrar su 20 aniversario como mejor saben: Regalando música; y comenzaron su concierto retomando aquel Suspiros de España que les acompañó en mayo del 93, dirigido también por su primer director, Juan Carlos Sánchez Prieto. Juan Carlos, en una intervención elegante y cuidadosamente escogida, ofreció al público dos grandes piezas: el Concierto para Piano Kv 467 de Mozart y Palladio, de Jenkins. En la primera, el director nos ofreció la posibilidad de volver a la época de Mozart en la que se tocaba el piano y se dirigía al mismo tiempo ante la orquesta. En Palladio se disfrutó de una obra del siglo XX que intenta volver estéticamente al pasado emulando el concierto barroco en el que un grupo de intrumentos dialoga con la banda.
La primera mitad del concierto se cerró con la intervención de otro de los directores de la banda, Emilio Cano, cuya alma de zarzuela nos trajo la fuerza y la intensidad de la Katiuska de Sorozábal, una pieza cuya primera parte se había tocado en Membrilla "desde siempre". La Ammec, desde sus primeros conciertos, comenzó a tocar la segunda parte y en recuerdo a aquellos inicios retomó Emilio esta primera obra lírica de Sorozábal, lamentando la falta de un dúo de cantantes sobre el escenario; tema que reconoció se supliría con el buen hacer del fliscorno y el trombón de Rafa y Miguel en el dúo de Pedro y Katiuska.
Invitado a esta fiesta de la música fue también Rafa Ramírez, director de la Banda Juvenil Villa de Membrilla creada en el seno de la AMMEC para mejorar la formación de los jóvenes músicos. Precisamente debió ser este espíritu "juvenil" el que le movió a seleccionar dos obras de gran dinamismo: The legend of Maracaibo, de José Alberto Pina Picazo, arrastrando a músicos y asistentes a escenarios de misterio, aventura y leyenda, y Concerto for clarinet, de Artie Shaw, con Gustavo Ramírez como solista; una pieza plagada de elementos jazzisicos en la que el público disfrutó con los tempos de boggie-woogie, glissandos, "big-bands"...
Cerró el concierto el director titular, Gustavo Ramírez, con Cien años de suspiros, de Santiago Quinto, obra que conmemora el centenario de la composición del pasodoble Suspiros de España. Parece que han pasado cien años, pero en realidad sólo han sido un par de décadas: Veinte años de suspiros...
Feliz Aniversario.
F.M.
"La cultura, entendida en su más amplio sentido, es la huella que identifica a un pueblo. Entre todos tenemos la obligación de preservar esta riqueza común, transmitiéndola como algo vivo a las nuevas generaciones."
Asociación Musical Maestro Emilio Cano, 9 de Mayo de 1993.